Los hospitales públicos y el servicio funerario de Manaos, la capital de la Amazonía brasileña, colapsaron ayer ante el aumento de contagios y muertes por la pandemia. Lo mismo pasó con los cementerios que debieron recurrir a depositar los ataúdes en fosas comunes. Las cifras oficiales en el estado de Amazonas son de 2.270 casos confirmados y 193 muertes, la segunda peor tasa de infección en el país. Y una mortalidad por encima del promedio nacional, según el boletín más reciente del Ministerio de Salud.
Arthur Virgílio Neto, alcalde, advirtió que la capital de Amazonas se encuentra en una situación de “calamidad pública” y que probablemente se agravará en las próximas semanas, para cuando se espera el pico de la pandemia en el país, que ya registró 45.700 infectados y 2.900 muertos, según cifras oficiales de ayer.
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Con 1,8 millones de habitantes, Manaos concentra cerca de la mitad de la población del estado, donde las condiciones sanitarias en la mayoría de los municipios son precarias y la infraestructura hospitalaria es casi inexistente. Las camas de terapia intensiva están ocupadas desde principios de abril y debieron colocar frigoríficos para guardar los cadáveres, luego que trascendieran imágenes en las que se veían a pacientes con coronavirus siendo atendidos a escasos metros de los cuerpos sin vida.
Ante esta situación desoladora, el alcalde pidió ayuda a países europeos para salvar el estado y la Amazonía que, el año pasado durante meses estuvo en el centro de la agenda internacional ante el aumento de la deforestación y los incendios.
Con información de Ámbito Financiero.