Todos los días, pasadas las 18 horas, escuchamos numerosos estruendos en el centro de la ciudad. Espaciados, cada 10 minutos aproximadamente, se escucha algo similar a explosión que bien podrían ser fuegos artificiales.
Es que al existir hoy el aislamiento obligatorio, Rafaela parece más callada, sin tantos autos rondando, y eso hace que este sonido se propague más y llegue más nítido a varios barrios de la ciudad. Según algunos especialistas, llegan a 30 cuadras a la redonda.
Este es el «combate» que la Municipalidad de Rafaela, desde su terraza, en el 7mo piso, le ha iniciado a las aves que utilizan la Plaza 25 de Mayo y las principales calles del centro, para dormitar, provocando un importante desastre con sus excrementos.
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¿En qué consiste? En realizar maniobras disuasivas con gas comprimido y así poder genera un estruendo. Es una garrafa de 3 kg, estilo mechero, donde se desprende una especie de cañón -o caño-, que está unido a un reloj. Por ese mismo caño sale el gas comprimido, haciendo una explosión seca. Nada sale expulsado, sino que este aparato sólo realiza este importante ruido que llama la atención todas las tardes. El ave es sensible, lo siente, y comienza a revolotear. El gran objetivo es que el ave no pueda llegar a posarse sobre las ramas de los árboles.