En una nota de Infobae cuenta que el técnico está con calma y serenidad. Dos palabras amigas con las que Miguel Ángel Russo no solamente atraviesa la cuarentena provocada por el coronavirus, sino que las implementa como estilo de vida. Con los cuidados pertinentes del caso, el estratega de Boca se encuentra en aislamiento obligatorio en su domicilio en Rosario, al que se dirigió una vez que se dictó la orden por parte del gobierno.

Lógicamente extraña la adrenalina del día a día, de los entrenamientos en Casa Amarilla y los planeamientos de cara al fin de semana (y también para los compromisos de Copa). Pero el experimentado Miguel lleva su paciencia a un nivel máximo y aguarda.

Para él esta cuarentena es una prueba de menor calibre, teniendo en cuenta que en 2018 le ganó al cáncer de próstata y ahí sí la tuvo brava. Hoy lleva a cabo las medidas precautorias al igual que el resto de los ciudadanos, con controles normales, sin nada especial. Su mujer, Mónica, lo acompaña en su casa. Conviven con Lautaro, hijo de ella, aunque sostiene el contacto por medio de videollamadas con su hija Natalia, su hijo Ignacio (delantero de la Reserva de Rosario Central) y su nieto Pedro, quizás a quien más extraña y por el que muestra devoción.

La lección que afrontó con el cáncer le dejó aprendizaje. En la actualidad sigue al pie de la letra cada consejo médico y es por eso que concientiza a su entorno: “Creo en el presidente Alberto Fernández y la gente que sabe. Me quedo en casa como tiene que ser, cuidándome. Hay que escuchar a los que realmente saben y guían en todo esto. Hay que saber sobrellevarlo”.

En Rosario, ciudad con la que quedó muy identificada desde que condujo a Central, se reinventa como entrenador a la distancia. Lidera el cuerpo técnico conformado por sus colaboradores Leandro Somoza, Mariano Herrón (ayudantes de campo), Damián Lanatta, Alejandro Blasco (preparadores físicos) y Fernando Gayoso (entrenador de arqueros) de forma virtual y habla permanentemente con Juan Román Riquelme, responsable del Consejo de Fútbol del club, y Jorge Amor Ameal, presidente. Charlan de fútbol, de lo que sucederá post pandemia, de los jugadores a los que se les vence el contrato, de qué ocurrirá con ellos, de cómo mejorar al equipo para el segundo semestre del año. Y permanecen a la expectativa de las líneas que bajen la FIFA, la Conmebol y la AFA.

Abstinencia: lo que más extraña Miguel Ángel Russo es sentir el césped abajo de los pies (FotoBaires)

Abstinencia: lo que más extraña Miguel Ángel Russo es sentir el césped abajo de los pies (FotoBaires)

Supervisa cada entrenamiento a distancia dispuesto por el profe Lanatta, que a través de una aplicación dicta las tareas en turno mañana y tarde. Russo desempeña su trabajo 2.0 de la mejor manera que puede. No es como quisiera, ya que incluso lamentó que el parate por el COVID-19 detuviera el gran andar de su equipo, que había conseguido su primer triunfo por Libertadores y Copa de la Superliga luego de la consagración en el torneo doméstico. Pero es lo que toca y comprende que tiene que optimizar calidad y tiempos pese a las limitaciones.

El aislamiento, indefectiblemente, invita también al esparcimiento. En la rutina diaria de Russo no faltan algunos minutos para tomar sol y ejercitar en el gimnasio. El DT cuida su línea casi a la par del plantel que dirige. Sin embargo suele tirar algún corte de carne a la parrilla para poner en práctica sus dotes culinarios. Como Román en Don Torcuato, Miguel en Rosario.