Alrededor de 15 mil argentinos se encuentran varados en el exterior imposibilitados de regresar al país a raíz de la suspensión de los vuelos de repatriación y tras la decisión del gobierno nacional de cerrar todas las fronteras.
Lo que comenzó para muchos como un viaje de disfrute y goce, se transformó, en los últimos días, poco menos que en angustia. Microhistorias y odiseas se repiten día a día, como el caso de Lucía Rodríguez Allende, una médica santafesina que viajó a República Dominicana junto a una amiga el 16 de marzo y se encuentra varada desde ese entonces, sin posibilidad de regresar.
Su situación es similar a la de otros 800 argentinos repartidos entre Punta Cana y Santo Domingo, a quienes no solo se les desvanecen las esperanzas de un pronto retorno, sino que tampoco encuentran respuestas de la embajada argentina en aquel país caribeño.
Antes de emprender el viaje, Lucía y su compañera nunca imaginaron la empresa que les tocaría vivir. A pesar de preguntar sobre posibles riesgos y futuras eventualidades una vez declarado al COVID-19 como pandemia mundial, las respuestas siempre fueron taxativas, su lugar de destino no era una zona de riesgo: “Cuando viajamos preguntamos en distintos lados si era seguro viajar. Todos nos respondieron que sí porque no era un país de riesgo, que no íbamos a tener ningún tipo de problema. Escuchamos el discurso del presidente cuando dijo que íbamos a poder salir libremente del país, lo que no nos imaginamos es que no íbamos a poder volver” confesó Lucía a CADENA OH!.
La santafesina explicó que la información que circula respecto al coronavirus en República Dominicana es muy poca, aunque se impusieron medidas preventivas para evitar la propagación de los contagios. Actualmente, los únicos turistas que quedan en el país son los 800 argentinos varados, quienes comienzan a sufrir la falta de dinero y la ausencia de respuestas.
Lucía contó que el día previsto de regreso, se encontraba junto a su amiga sentadas en el avión esperando el despegue, cuando le notificaron que la Argentina había cerrado sus fronteras y no entregaba los permisos correspondientes para que los vuelos ingresen al país, por lo que las obligaron a bajarse.
Desde ese entonces, la embajada cerró sus puertas y mantiene una comunicación escueta a través de WhatsApp con solo algunos argentinos.
Con los canales formales cerrados, sus pocas esperanzas de volver se esfumaron el 25 de marzo con el último vuelo que despegó desde el aeropuerto de Santo Domingo, cuyos pasajes se agotaron rápidamente. Desde aquel entonces, cancillería no volvió a autorizar una nueva partida de repatriación ni tampoco comercial.
“Desde la aerolínea que contratamos nos afirmaron que en el momento que Argentina disponga de un permiso para viajar ellos pondrán todos los aviones para repatriar a quienes quedaron en el país”, relató Lucía, aunque ese momento podría dilatarse, por lo pronto, hasta el 22 de abril.
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