A raíz de la presión del FMI, Argentina incluirá en su negociación toda la deuda en divisas emitida con legislación extranjera. Esto significa que tomará el pasivo emitido durante el gobierno de Mauricio Macri y el residual heredado de los años de Néstor Kirchner.

La misión del FMI determinó que la definición de “no sustentable” de la deuda es general y no excluye pasivos emitidos por diferentes gobiernos. Sino que haya sido emitida en jurisdicciones extranjeras. Se le aclaró al Gobierno que no debe haber distinción y que todo el pasivo debe entrar en revisión general. Con lo que al Ejecutivo no le quedó otra opción que incorporar los bonos emitidos para salir de la crisis de 2001. No será fácil para el Gobierno presentar este capítulo.

En total la suma que se negociará llega a los u$s70.000 millones, de los u$s80.000 millones sostenidos con el sector privado bajo legislación extranjera. Los otros 10.000 millones de dólares corresponden a avales de colocación, compromisos de financiamiento y deuda directa con bancos. No necesariamente tienen que ingresar en el llamado que se hará efectivo la próxima semana.

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Este fin de semana se tomará la decisión de incluir o no el último monto. Mientras tanto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, trabaja en la confección final de la oferta. Será presentada en sociedad por el presidente Alberto Fernández en la Asamblea Legislativa del próximo 1° de marzo, cuando inaugure las sesiones ordinarias del Congreso.

Números

Ámbito Financiero informa que es un 38% del total de la deuda pública que debe el país y que en total alcanza los 324.037 millones de dólares. Esto según el último dato consolidado del Ministerio de Economía a diciembre de 2019, equivalente al 88% del PBI argentino.

Luego, en importancia, se ubica la deuda con organismos internacionales, por un total de 72.680 millones (y que incluyen los u$s44.000 millones del préstamo stand by al fondo Monetario Internacional). Y unos 46.352 millones emitidos en pesos bajo legislación nacional.

Sin embargo, ese 38% condiciona al resto de la deuda argentina, ya que (junto con la del Fondo) es la que resulta impagable en el mediano plazo. Y que debe ser, inevitablemente, reestructurada. Y con una quita considerable en cuanto al capital e intereses.