A mediados de agosto del año pasado, a los productores argentinos "se les agotó la paciencia". Uno tras otro, los productores llamaron a sus intermediarios de granos para fijar los precios de las cargas de soja. Y de esta manera recaudar las ganancias.

Esto desencadenó una salvaje lucha por dinero en efectivo en la comunidad de brokers que bordean el paseo marítimo de Rosario. Se trata de la ciudad portuaria santafesina que ha servido durante mucho tiempo como el centro de comercio de granos para la principal nación productora de harina de soja del mundo.

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Esta situación al final, derribó a uno de los mayores distribuidores de Rosario. El 10 de febrero, Vicentin SAIC, una firma de 91 años especializada en la exportación de harina y aceite de soja, se declaró en bancarrota. Dijo que no podría cumplir con un pago de US$350 millones adeudado a los proveedores y que trataría de reestructurar una deuda de US$1.000 millones.

Se trata del  default es el más grande por parte de una compañía en el país desde 2001

Los problemas de Vicentin se han extendido rápidamente a lo largo de la costa y algunos brokers, incluidos BLD SA y Guardati Torti SA, dijeron que no podían cumplir con sus obligaciones. También amenaza con dañar aún más los músculos de la industria de la soja, un motor de la economía argentina.

Se trata del  default es el más grande por parte de una compañía en el país desde 2001. Cuando una recesión paralizante provocó que el gobierno declarara una moratoria de la deuda, y presagia siniestramente otra debacle nacional. En tanto, Alberto Fernández ha dejado en claro que pronto solicitará un alivio de la deuda a los acreedores extranjeros.

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Rumores en Rosario

Pocos en Rosario estaban dispuestos a hablar públicamente sobre la difícil situación de Vicentin —la comunidad de distribuidores está demasiado unida para permitir conversaciones de ese tipo. Pero el sentimiento abrumador fue el deseo de ver a la compañía sobrevivir y pagar sus deudas. “Toda la industria necesita a Vicentin para mantenerse en el negocio”, dijo Mariano Grynblat, un agricultor y corredor que intenta recuperar US$3,2 millones del dinero de sus clientes y el suyo.

El alcance de Vicentin es mucho más amplio y los actores del mercado en Rosario dicen que hay demasiado en juego para ellos si la compañía colapsa. Con la producción prácticamente detenida mientras la empresa negocia el pago a los proveedores, la tarea inmediata más difícil será convencer a los agricultores y a los elevadores de granos, donde se almacenan los cultivos, para que sigan comerciando con la empresa mientras Argentina se dirige a su segunda cosecha abundante consecutiva.

Vicentín está presionando a los proveedores para que acepten un acuerdo extrajudicial que ofrece pagar el 20% de la deuda ahora y el resto en cuotas si siguen tratando con la empresa. Esto significaría que los agricultores obtendrán el 60% de su dinero en tres años, según el funcionario de Vicentín. Grynblat, el granjero y corredor cuyos clientes le deben millones a Vicentín, dijo que aceptará ese acuerdo en lugar de arriesgarse a esperar años en el proceso de bancarrota.

Sin embargo, no está claro cómo Vicentín obtendrá el primer pago del 20% para quienes acepten la oferta.

Con información de diario Perfil