Señor Andrzej Duda Presidente de Polonia:

De mi consideración: Habiendo leído en la prensa que usted rechazó la invitación a la ceremonia que se realizará el próximo día 23 de los corrientes en un acto conmemorativo del Holocausto judío por mano nazi (tengo que explicitarlo porque hoy ya son varios los holocaustos en el mundo) en el memorial de Yad Vashem en nuestra capital Jerusalem, me dirijo a usted por lo siguiente:

El motivo de su rechazo, manifestado por su gobierno y usted mismo, es el hecho de que no se le dará la palabra en dicho acto, cuando sí se permitirá hablar a los representantes de otras naciones. Usted manifiesta que se siente menospreciado por tal actitud de Israel.
Personalmente consideraría lógica su actitud si la manifestara alguno de los gobiernos de los países aliados que combatieron al nazismo, o de aquellos países que por fuerza se vieron conquistados por la barbarie nazi.

La pregunta que me hago es por qué darle igual honor a un país donde los judíos nunca tuvieron la palabra, ni antes ni durante el nazismo invasor. Un país donde mi madre y toda su familia -polacos de nacimiento- no sabían una sola palabra del idioma polaco porque no se les permitía vivir con los demás polacos, estudiar o trabajar con los otros polacos, y ni siquiera hablar el idioma polaco. Debo clarificar una excepción: algunas palabras en polaco sabían, aquellas palabras sucias e insultantes que proferían sus conciudadanos cuando efectuaban los pogromos golpeando y matando a judíos que hoy usted menciona como polacos pero que en ese entonces no los consideraban ni polacos ni seres humanos.

Usted es joven, no vivía cuando esos hechos ocurrieron, pero seguramente sus ancestros sí. Salvo pocas -muy pocas- excepciones, la población polaca permitió y ayudó a la masacre de tres millones de seres humanos, hombres, mujeres, niños, ancianos, pese a ser nacidos en Polonia. Pueblo y gobierno polacos, junto a otros como Rusia, Ucrania y más, dieron el ejemplo durante siglos y enseñaron a los nazis a perseguir y asesinar judíos por el sólo hecho de serlo. Qué discurso habría querido dar usted señor Duda? Acaso disculparse en nombre de sus compatriotas y seguramente familiares? O pensaba usted dar algún justificativo a la actitud de sus allegados que hasta hoy en día están demostrando el feroz antisemitismo que tienen incrustado, y ya no tienen la posibilidad de echarle la culpa a Hitler y sus aliados? Qué castigos impone usted en este año 2020 a los que atentan contra personas o sitios cuando se enteran que son judíos?

Le diré algo señor Duda, me tomo el privilegio de hablar pese a que soy judío y además ciudadano israelí. Los judíos hemos levantado la cabeza, desde Mordejai Anilevich y sus compañeros (polacos) en el gueto de Varsovia hasta mis cuatro nietos que hoy lucen orgullosos el uniforme del ejército israelí (bisnietos de polacos). Se acabaron los tiempos en que los antisemitas nos hacían temblar. La sangre judía regada durante dos mil años por esa causa abonó una nueva generación, más fuerte, más dura, incluso muy temida por nuestros contrarios.

Los antisemitas deshicieron vidas de científicos, artistas, personas de bien y de trabajo. Hoy seguimos generando científicos que mejoran al planeta, artistas que lo embellecen con su música, sus cuadros, sus esculturas, sus obras arquitectónicas.

No dejamos de lado a la humanidad, pero no permitiremos que levanten cabeza las criaturas nacidas de los huevos de la serpiente antisemita, y cuidaremos al mundo entero para liberarlo de ese flagelo, de esa lacra, de esa inmundicia.

Si usted manifiesta que quiere pedir disculpas en nombre del pueblo que usted gobierna, seré el primero en exigir a mi gobierno que le dé la palabra y los honores correspondientes. Si usted promulga leyes contra el antisemitismo haré todo lo posible para que los judíos del mundo entero lo feliciten. Pero mientras eso no suceda, me queda en la memoria que por culpa de los polacos mi madre polaca siendo casi una niña, acompañada de su familia, tuvo que escapar de Sokoly -su pueblo polaco de nacimiento- con lo puesto, y atravesar a pie media Europa por los bosques para esconderse en Francia huyendo de un pogrom.
Como se dice popularmente, la pelota está en su cancha, usted sabrá qué hacer con ella.

Me despido de usted,
Mauricio Aliskevicius Rogovich

Rehovot - Israel