Este domingo no fue un día más en Venezuela. Con un caluroso clima, entre empujones y desmentidas, Luis Parra, fue proclamado presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela con el apoyo de los diputados chavistas. Afuera del recinto, un fuerte despliegue policial impidió la entrada de Juan Guaidó a la sede del palacio legislativo, quien aspiraba a ser reelegido presidente de la Asamblea ya que afirmaba contar con los apoyos para ello.

Tras los desmanes, la escalada de violencia y las irregularidades democráticas en Venezuela, el gobierno nacional tomó postura sobre los hechos acaecidos en el país vecino.

Si bien Argentina decidió no sumarse a la misiva que lanzó el Grupo de Lima encabezado por Estados Unidos, que condenó "el uso de la fuerza por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro para impedir que los diputados de la Asamblea Nacional puedan acceder libremente a la sesión”, dio a conocer su propia posición.

A través de un comunicado firmado por el canciller Felipe Solá, se expresó el lamento por los episodios registrados en el día ayer en la República Bolivariana de Venezuela y la necesidad de aliviar el padecimiento de millones de personas: “Resultan inadmisibles para la convivencia democrática los actos de hostigamiento padecidos por diputados, periodistas y miembros del cuerpo diplomático al momento de procurar ingresar al recinto de la Asamblea Nacional, para elegir a las nuevas autoridades de su junta directiva”, reza el texto.

El comunicado de la Cancillería afirma que lo ocurrido es "un nuevo obstáculo para el pleno funcionamiento del Estado de Derecho, condición esencial para permitir encaminar una salida transparente a la situación que hoy vive el pueblo venezolano".

Tras remarcar que la Argentina no buscará entrometerse en la situación interna de otros países, la Cancillería exhortó "a todos los partidos representados en la Asamblea a reencausar el proceso de elección de sus autoridades en el pleno respeto de las reglas constitucionalmente establecidas".