La vicepresidenta de la Nación se mostró eufórica, aplaudió con entusiasmo los tramos más salientes del presidente y se negó a firmar con la misma lapicera que el mandatario saliente, Mauricio Macri.

 


Cristina Fernández de Kirchner tomó posesión del cargo de vicepresidenta de la Nación para el período de 2019-2023 ante la Asamblea Legislativa, a las 11.58. Esto luego de que la vicepresidenta saliente, Gabriela Michetti, le tomará el juramento protocolar.

Rodeada del afecto de sus seguidores, Cristina ingresó al recinto y recibió una ovación. Varios se detuvieron en su look, un trajecito color blanco con transparencias y amplias mangas, pero la gran mayoría festejó su aparición en el recinto.

Por cábala, tal vez, o vaya a saber por qué motivo, la vicepresidenta marcó la diferencia al no querer firmar las actas con la misma lapicera que su compañero de fórmula. Ni tampoco con las del presidente saliente Mauricio Macri.

La vicepresidenta se negó a tomar el bolígrafo con la que ambos había estampado su firma cuando la escribana se la quiso alcanzar. Y le pidió a uno de sus colaboradores una propia.

Juramento

Después, tras las respectivas invitaciones de la presidenta saliente del Senado a Alberto Fernández y Cristina para la toma de posesión del mando, la expresidenta juró luego de que lo hiciera Alberto.

"Si así no lo hiciera, Que Dios, la Patria y y el pueblo, como siempre, me lo demanden”, resaltó Cristina.

Tuvo un gesto antipático cuando el expresidente Mauric Macri le extendió la mano para saludarla. La vicepresidenta le tendió la mano "de compromiso" y, directamente, ni le dirigió la palabra y miró hacia otro lado.

Protagonismo

Después, ya con Alberto ungido como nuevo presidente, Cristina tuvo unos instantes para tomarse fotos con el nuevo presidente, muy sonriente y haciendo la "V" de la victoria para las cámaras, mientras la exgobernadora de Santiago del Estero -Claudia Ledesma Abdala de Zamora- sonreía a la derecha del mandatario y Sergio Massa -nuevo presidente de la Cámara de Diputados- mostraba un gesto demasiado adusto para la ocasión.

A los 66 años, esta hija de un colectivero y de una empleada de la Dirección General de Rentas, volvió al poder. Se convirtió hoy en la tercera mujer en la historia en convertirse en vicepresidenta.

Dos veces presidenta de la Nación, la esposa del ex presidente Néstor Kirchner, pensó en esta oportunidad en reunificar al peronismo que en sus intereses personales. Por eso le dijo a Alberto Fernández que él debía ser el candidato. Consiguió, con su decisión, que Mauricio Macri no volviera a ser presidente.

Fue dos veces senadora y tiene 10 causas judiciales abiertas por presunta corrupción, cinco con pedido de prisión preventiva.