El titular del Palacio de Hacienda se reunirá en Washington con el número dos del Fondo esta semana.

David Lipton le dirá personalmente entre mañana y el miércoles a Hernán Lacunza en Washington que, hoy por hoy, los números en el “board” del Fondo Monetario Internacional (FMI) son insuficientes para aprobar el tercer desembolso comprometido del acuerdo stand by para este año, firmado entre el organismo y la Argentina hace un año.

El actual responsable de manejar el FMI (hasta que Kristalina Giorgieva sea oficialmente nombrada como directora gerente), tiene la responsabilidad de administrar los casos que llegan al “board”. Y, sabiendo cual es la visión actual del directorio de la entidad, le explicará al ministro de Hacienda argentino que es mejor que el análisis de la liquidación del tercer tramo del año no se lleve a comité de decisión del FMI. Ya que la votación resultaría negativa para el país.

Desembolso

Concretamente, los países europeos y asiáticos (salvo China) se pronunciarían en contra del desembolso. Con críticas severas por parte de estados clave en la consideración oficial como Gran Bretaña, Italia, Japón y, especialmente, los países nórdicos que ven en la conducta argentina un mal ejemplo para el resto de los estados que tienen líneas de crédito vigentes.

Otros países (Alemania, Francia y España), que tienen relaciones más aceitadas con el Gobierno de Mauricio Macri, ya le hicieron saber a Lipton que prefieren no tener que pronunciarse sobre el caso argentino. Ya que optan aún por darle tiempo político para que se defina la situación interna del país antes de volver a votar a favor o en contra en el directorio de la entidad.

Estados Unidos

Hay una posición aún más complicada: la de los Estados Unidos, el principal sponsor que tuvo el país en estos años de stand by. Incluyendo la presión de abril pasado para que el propio Lipton acepte el uso de dólares del préstamo para contener el precio interno del dólar. Según afirman dentro de la sede de Washington, no se vio en esta oportunidad mucha vehemencia de parte del Gobierno norteamericano para acelerar la liquidación hacia el país.

Mucho menos ganas de presionar (como ocurrió en abril) al propio Lipton mostrando “chapa” sobre quién es el que más dinero aporta al organismo. Hacen desde Washington, una aclaración: las dudas no son por Macri, sino por los resultados de las PASO y la actitud ante el FMI y los Estados Unidos sobre cómo se manejaría un eventual gobierno de Alberto Fernández. Es por esta posición deslizada por la administración de Donald Trump. Que desde Washington ya se le comunicó hace una semana a Buenos Aires, que el dinero del tercer desembolso podría liquidarse solo después de las elecciones de octubre.

Encuentro

Lipton y Lacunza se encontrarán mañana en la sede del FMI en la capital norteamericana. El ministro viajó anoche, para participar de la cumbre anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Como argumentos a favor del crédito, Lacunza lleva en su portafolio los datos presentados el viernes sobre un superávit de $73.000 millones de las cuentas primarias de agosto.

Sin embargo también deberá explicar por qué se decidió la semana pasada arriar la última bandera pactada con el FMI: la decisión del Banco Central de dejar atrás el equilibrio en la Base Monetaria.

Todo esto además de los planes de incremento del gasto fiscal den más de 10.000 millones de pesos, medida impulsada luego de la derrota en las PASO. Y que no fue consultada con el organismo. Además de Lipton, Lacunza tendrá reuniones con el director para el Hemisfério Occidental, Alejandro Werner, y el responsable del caso argentino, Roberto Cardarelli. Ambos le darán al ministro una primicia: le mostrarán el “paper” elaborado sobre la marcha de la economía del país, fruto de la última visita de ambos a Buenos Aires. Allí, entre otros capítulos (la mayoría negativos), figuran los resultados de la conversación que los visitantes mantuvieron con Alberto Fernández en agosto pasado.