"Estoy feliz de estar volviendo” dice el actor que es uno de los protagonistas de la nueva ficción de Telefe. A solas reflexiona: “Mi victoria más importante es haber encontrado con quién compartir mi vida y las criaturas que tuve".

"Es un tipo muy abierto, pero con una apertura que va a ser puesta absolutamente a prueba", cuenta Facundo Arana sobre Antonio, el pediatra que interpreta en Pequeña Victoria, un profesional al que la vida no le depara demasiadas sorpresas y de pronto se encuentra con una beba con cuatro mamás.

"Con cada madre tiene una relación en función de la niña -puntualiza el actor-. Emma (Mariana Genesio Peña) es una madre muy particular, al igual que Jazmín (Julieta Díaz); Bárbara (Natalie Pérez) es un personaje muy particular porque llega en una condición que a él lo pone en un lugar de tener que tomar decisiones porque toca desde lo que es amorosamente legal y lo que es amorosamente un vacío legal, lo que se puede y lo que no se puede. Y todos los temas se tocan con mucha adultez".

Pequeña Victoria comenzó esta semana en Telefe con muy buen rating, y desde su trama propone, según Arana, "hablar adultamente de las cosas, sin tapujos pero sin maldad".

Facundo Arana en la presentación de “Pequeña Victoria” (Gustavo Gavotti)

Facundo Arana en la presentación de “Pequeña Victoria” (Gustavo Gavotti)

—Si le pregunto a Facundo Arana, al hombre, no al actor, cuál es su victoria en la vida, ¿qué me diría?

—Gracias a Dios tuve muchas batallas: mi primera victoria es estar vivo. Y mi victoria más importante es haber encontrado con quién compartir mi vida, y las criaturas que tuve, que cuando en una entrveista te dije que eran mi gran victoria en el mundo, no sabía ni de qué hablaba en función de la victoria que son en mi vida hoy. Con todo lo que implica tener un chico, y que ya sabés.

—Preadolescentes.

—Ya a esta altura del partido no puedo evitar que me hablás de los chicos y me doy cuenta que mi paso por este mundo, por mí, hablo por mí y solo por mí, ni de mi género ni nada, hablo de mí, siento que de acá a que muera, lo que fuera el día de mañana o cuando sea, yo ya pasé por acá. Ya hice lo que vine a hacer y me siento muy feliz.

—La misión está cumplida.

—Pero no sabés cuánto. Y estoy muy feliz criando a esos cachorros. Además los vemos con mi compa, con María (Susini). Llevar todo eso adelante y ver que nos elegimos todos los días en esto que elegimos hacer, que es un quilombo, que es mucho trabajo… Pero te lo juro: no hay ola en el mundo que yo pueda correr ni programa en el mundo que pueda irme a hacer, ni montaña en el mundo que pueda escalar con el mejor clima del mundo que pueda mejorar lo mejor que me pasa en la vida, y el mejor programa, que es estar con mis cachorros atendiendo los gravísimos, enormes y bellísimos problemas que plantea la vida. No lo puedo explicar.

Facundo Arana y Maria Susini

Facundo Arana y Maria Susini

—¿Le tenés miedo a la llegada de tus hijos a la adolescencia?

—No, ya tendré tiempo de tener miedo. Estoy muy contento de saber que cuando llegué a la adolescencia mis viejos a mí ya me habían dado todo lo que necesitaba para poder transitar ese camino, que te puede acompañar todo el mundo pero lo tiene que transitar cada uno; cada ser es un mundo. Tengo la tranquilidad de saber que nosotros, como padres, a nuestros cachorros les dimos todo lo que creemos que necesitan para poder vivir su adolescencia. Y a mí, como papá, acompañar en lo que pueda y tener la parrilla caliente para que ellos vengan con su descubrimiento en la vida, y rezar para que sean tan afortunados en sus descubrimientos como yo lo fui.

—Hablaste recién de María y la pareja que armaron. Si mirás para atrás, hace ya más de una década, ¿imaginabas que iban a construir esto juntos?

—No. Lo que pasa es que es lícito soñar fuerte. Yo soy un gran soñador. El problema que tengo es que después voy atrás de los sueños. Y la piedra del sueño de la compa la tiré tan lejos, soñé tan fuerte, que haya salido así, que haya salido con los cachorros que tenemos, y además cómo vinieron, en las circunstancias en las que vinieron, las decisiones que tomamos, el habernos mirado y habernos propuesto algo que además nos salió bien, porque te puede no salir bien… no sé cómo sería porque no me ocurrió.

—Estuviste alejado de la tele, y esta es una vuelta, ¿estás contento?

—Estoy feliz de estar volviendo con éste proyecto. Con los compañeros con quienes estoy volviendo. Y es una vuelta después de una ausencia que me había tenido muy ocupado haciendo otras cosas. Pero te lo juro ni siquiera fue buscado con desesperación. Esto fue algo que me tomó de la mano, me propusieron y no podía dejar de decir sí.

—Te estás convirtiendo en el pediatra que todos quieren.

—La trama de Pequeña Victoria toca tantos temas tan importantes, tan lindos, importantes y delicados, que la cantidad de capítulos (serán 56) no alcanzan para poder contar todo lo que hay. Me atrevería de mil amores a hacer temporadas y temporadas porque lo pasamos bien haciéndolo. Cuando terminás de grabar y te vas a tu casa riéndote de lo que grabaste, emocionado, conmocionado por lo que grabaste, y además hablando de cosas que deben ser dichas, y por lo menos desde este pediatra, todo lo que vivió… Yo, Facundo, primero tuve que pensar mucho antes de ir a actuarlo porque hay cosas que no había pensado nunca. Y me dio mucho gusto prestarle a Facundo a este pediatra, Antonio, y decirle: "Bueno, te presto a Facundo un rato, andá y enseñale". Yo vine acá a aprender también. Estoy muy contento por eso.