Habrás escuchado en múltiples ocasiones que los primeros años del bebé son decisivos para un desarrollo físico, cognitivo y social óptimo. ¡Y es así!

El futuro de tu hijo será el resultado de las estructuras neuronales que se generen a través de estímulos adecuados, respetando el proceso de cada niño, potencializando al máximo las fortalezas con las que viene predispuesto genéticamente y desarrollando las que dependen de un proceso empírico.

Los niños desde que nacen ya vienen con su cerebro y sentidos preparados para descubrir y explorar el mundo, a pesar de no contar con las herramientas necesarias tanto físicas como emocionales para poder “lanzarse solos a explorar”.

¿Pero y cómo potenciamos al máximo esas fortalezas?

Para comenzar creo que es sumamente importante diferenciar tres conceptos de los que hoy en día leemos mucho, las redes sociales nos atacan con esto, la gente lo habla con aparente conocimiento y sin embargo existen muchas confusiones: la estimulación temprana, la sobre estimulación y la estimulación oportuna.

Vamos a entender la estimulación temprana como una terapia o técnica específica que la llevan acabo únicamente especialistas y que tiene como objetivo minimizar algún retraso en el desarrollo o cuando desde el control prenatal se sabe que el niño va a nacer con alguna dificultad o limitación.

Estas dificultades cognitivas se pueden desarrollar debido a complicaciones prenatales, perinatales o postnatales. Algunos ejemplos podrían ser: accidentes, traumas cerebrales, abandono, negligencia, falta de cuidado, desnutrición, condiciones materiales desfavorables, pobres interacciones socioemocionales entre otras. Es el pediatra el que inicialmente nota estos signos de alarma y da la indicación para esta terapia.

La sobre estimulación, es sin duda la epidemia del siglo, y se define como la sobrecarga de estímulos a los que los padres exponen a sus hijos de manera consciente. Esta sobrecarga se da por angustia de los padres, expectativas muy altas e irrealistas así como la necesidad que su hijo adquiera ciertos logros que tiene que ver con las expectativas de la sociedad. Un buen ejemplo cuando vemos a padres que escolarizan a sus hijos desde los 6 meses para que socialicen, cuando desde el neurodesarrollo el periodo critico de la socialización inicia a los 3 años. O padres que hablan de niños que aprenden a leer antes de los 5 años o que se incorporan en clases de algún instrumento musical con tan solo un año de vida.

Lo importante y necesario que los niños deben aprender durante sus primeros años de vida lo tienen en sus casas.
Esta sobre estimulación se da cuando se obliga al niño a realizar actividades que no le son divertidas, y que el niño lo manifiesta con irritabilidad, enojo y con resistencia a asistir. Son actividades que las percibe como una exigencia que no puede cumplir y que sin darnos cuenta le estamos generando inseguridades y dependencia porque siente no puede aprender a sus tiempos.

Y finalmente, es la ciencia que estudia el desarrollo del cerebro, que nos habla de estimulación oportuna, y con este concepto nos revela que a pesar de el niño viene preparado para descubrir y explorar, el principal estimulo son las figuras de apego, esas figuras relevantes y amorosas que que atienden sus necesidades básicas, que lo atienden, le hablan, lo acarician, y juegan con él para así invitarlo a aprender, explorar y descubrir. Y esto es la estimulación oportuna.

Esta estimulación es lo que las figuras afectivas relevantes, sea papá, mamá, abuelos, cuidador efectúan de manera natural. Empiezan por los besos, los abrazos, las palabras, las caricias y posteriormente es la creación de situaciones apropiadas para que el niño responda de manera independiente o con una mínima ayuda ya sea a sentarse, caminar, hablar e ir superando desafíos que se van presentado en cada etapa del desarrollo.

Se trata de generar un ambiente que favorezca un espacio de interacción donde el bebé por medio del juego libre incentive el aprendizaje, y así le puedan brindar más y mejores herramientas cognitivas y emocionales.

Y es así, como a través de esta estimulación, es que la neurociencia confirma que podemos crear más y mejores conexiones entre neuronas, para así crear cimientos basados en conexiones sinápticas útiles y valiosas para maximizar el potencial cerebral del niño.

Y resulta tan mágico y simple, porque para lograr esto no es necesario salir de la casa, entrar a grupos específicos de estimulación, ni hay que conseguir los juguetes más caros o más novedosos. Lo importante y necesario que los niños deben aprender durante sus primeros años de vida lo tienen en sus casas. Utilizando materiales y situaciones de todos los días e incentivándolo a explorar e interactuar con el mundo que le rodea. Desde la neurociencia menos es más.