Más de 5 mil jóvenes de entre 15 y 19 años participaron junto a la Universidad de Valencia de un estudio sobre la adicción al juego. El 54% de los entrevistados admitió haber gastado dinero en los juegos de azar y un 2% presentaba indicadores que lo expertos califican de “juego patológico”.

“Estamos hablando de personas más vulnerables sometidas a estímulos repetitivos y muy intensos, que hacen que salte más rápidamente el descontrol”, señaló Augusto Zafra, psiquiatra y jefe de la Unidad de Salud Mental en el hospital Vithas Nisa Valencia al Mar. “Cuanto más precozmente se despierta la ludopatía, mayor es la carga de enfermedad y el riesgo de cronificación aumenta considerablemente”, remarcó.

Los jóvenes empiezan a apostar incitados por la publicidad de las casas de apuestas y por el entorno social próximo, explicó el experto. “En sus anuncios, las casas de apuestas destacan que te regalan un vale por una pequeña cantidad de dinero para apostar, de modo que si lo apostás y ganás, el dinero es para vos y si lo perdés, no perdés nada. Entonces apostás y así te enganchan”, comenta.

El doctor Zafra señala que a edades tempranas la percepción del riesgo es menor. “Como no hay nada que ponga en evidencia el daño que puede causarles, no ven ningún problema en jugar”, comenta el psiquiatra. Una vez que se empezó a jugar, la cuestión consiste en saber dónde está la línea entre la diversión y la adicción. Para los especialistas cruzarla “es fácil y rápido, ya que se puede jugar desde cualquier lugar, sin horarios”.

Otra variable poderosa: el neuromarketing

Los expertos subrayan además que hay un “neuromarketing muy agresivo” en el que se minimiza la percepción del sujeto de la pérdida económica. “No todos tenemos los mismos recursos personales para afrontar un uso sano y normalizado del juego. Como ocurre con otras adicciones, hay personas más vulnerables que otras y los menores tienen un riesgo alto de desarrollar un trastorno que les generará problemas para toda su vida”, afirmó Zafra.

Al estudiar a la población complicada con el juego se establecen tres categorías en psicología, remarcaron los investigadores: “jugador social o controlado”, “jugador problema” y “jugador patológico”.

El jugador social: es el que juega por entretenimiento e interacción social pero conserva un control total sobre su conducta de juego y puede parar realmente cuando lo desea.

El jugador problema: es el que aumenta peligrosamente la frecuencia e intensidad de sus apuestas. Normalmente apuesta más veces y mayor cantidad de dinero, llegando a tener un gasto habitual de dinero específicamente para la apuesta.

El jugador patológico: es aquella persona que descuida el resto de ámbitos de su vida por apostar y tiene una fuerte demanda emocional derivada de utilizar la apuesta para cubrir las carencias afectivas.

Zafra comenta que en la delgada línea entre el segundo y el tercer perfil está el problema. “Se podría decir que cuando incluís la apuesta en tu rutina ya hay un problema o cuando descuidás algún área de funcionamiento como la familia o el trabajo”, aclara. Además, se convierten en personas mentirosas y suelen pedir dinero prestado.

¿Cómo se avanza?

Superar la adicción implica, en primer lugar, que la persona se dé cuenta de que tiene un problema y quiera cambiar. “Sin esto es imposible ayudar al sujeto”, asegura Budia.

El especialista afirma que si una persona que padece un trastorno de adicción al juego recibe un tratamiento psicológico como la terapia cognitivo-conductual, tiene una probabilidad de entre el 50 y el 80 % de recuperarse por completo, es decir, de no volver a apostar. “Siempre existe cierta presión, tanto interna como externa, por apostar. Pero el éxito del tratamiento está en que la persona tenga las suficientes herramientas psicológicas para saber que hay más aspectos negativos que positivos en recaer”, apunta.

El psicólogo señala que el objetivo de la terapia que se aplica es frenar o parar del todo la rutina del juego, a la vez que se desmontan las distorsiones cognitivas relacionadas con esa conducta. Las distorsiones son: la ilusión de control sobre el azar, quitarse la culpa de los fracasos, recordar sólo los eventos en los que se gana mucho dinero pero no aquellos en los se perdió también mucho dinero y, por último, las supersticiones, por ejemplo, repetir una frase al apostar pensando que da más posibilidades de ganar.

Se suma a todo el tratamiento, técnicas de relajación, combatir la ansiedad, entre otros métodos.

¿Qué es la ludopatía?

Se considera el juego patológico como un trastorno de la personalidad respecto del control de los impulsos, con un comportamiento disfuncional de algunos individuos, en relación con el juego, que afecta su vida personal y de relación familiar y profesional. Hay una progresión en la frecuencia del juego y la cantidad apostada; el comportamiento de juego se vuelve desadaptativo, persistente y recurrente.

Cuáles son las 10 señales según la Asociación Americana de Psiquiatría

1. Pensar formas de conseguir dinero con el que jugar

2. Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado.

3. Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.

4. Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.

5. El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar la disforia.

6. Después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar recuperarlo.

7. Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.

8. Se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o abuso de confianza, para financiar el juego.

9. Se arriesgaron o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego

10. Se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego.