Los psicofármacos son un grupo de medicamentos que actúan sobre el cerebro y que, en general, producen efectos psicológicos. En general se utilizan para el tratamiento de distintos trastornos de salud mental, ya sean agudos o crónicos.

Cabe mencionar, además, que existen diversos tipos de psicofármacos, lo cual permite clasificarlos en estimulantes -derivados anfetamínicos que se utilizan en el tratamiento de algunos síndromes, como hiperactividad y otras enfermedades poco frecuentes- y depresores -hipnosedantes, anestésicos-.

A pesar de que se trata de medicamentos, la realidad es que hay personas que los utilizan sin prescripción médica, o quizá la tienen pero hacen un uso abusivo de la droga recetada. Es por eso que desde el Estado nacional se encaró un estudio en profundidad para conocer la situación en Argentina. De esta manera, será posible conocer la realidad actual y, en caso de ser necesario, tomar las medidas pertinentes.

En lo que respecta al consumo de psicofármacos, el estudio nacional indagó sobre su consumo; así, la primera pregunta fue acerca de si se habían consumido alguna vez en la vida, sin distinguir si este uso fue bajo prescripción médica o no. En segundo lugar, a aquellas personas que respondieron positivamente, se les preguntó sobre la modalidad de su uso: bajo prescripción o receta médica, por cuenta propia, o si primero recetado y luego con la ingesta por su cuenta. Por último, a aquellas personas que dijeron haber consumido bajo prescripción médica, se les preguntó por la especialidad del médico que los recetó.

De esta manera, asegura el estudio, es posible informar acerca del uso debido e indebido de psicofármacos y sobre el perfil de los profesionales que prescriben los medicamentos.

El primer grupo analizado son los tranquilizantes o ansiolíticos, es decir, aquellos medicamentos que son usualmente utilizados para calmar los nervios o para poder dormir, como las benzodiacepinas y los barbitúricos. Según la investigación, el 15,3% de la población alguna vez en su vida usó tranquilizantes o ansiolíticos con o sin prescripción médica, lo que representa a 2.902.921 personas. Cabe mencionar que la proporción fue mayor en las mujeres (17,6%) que en los varones (12,8%).

Sin embargo, a medida que se incrementa la edad de la población el consumo de tranquilizantes también aumenta; de este modo, llega al 26,4% de las personas entre 50 a 65 años. Entre los 18 y los 35 años, las prevalencias de consumo de vida fueron similares entre varones y mujeres, mientras que en la población adolescente y entre los 35 y los 65 años, las prevalencias fueron superiores entre las mujeres. El consumo de tranquilizantes alguna vez en la vida en mujeres de 50 a 65 años llegó al 35% y presentó la mayor distancia respecto de la prevalencia en hombres (17,7%).

Por otro lado, entre quienes refirieron haber consumido tranquilizantes o ansiolíticos alguna vez en la vida, la mayor parte de los tranquilizantes consumidos pertenecen al grupo de las Benzodiacepinas, en mayor medida Clonazepam (55,6%) y Alprazolam (30,2%).

La mayor parte del uso de este grupo de psicofármacos fue recetado, ya que el 78% de las personas encuestadas así lo aseguraron. No obstante, el 21,1% de los que consumieron alguna vez en la vida lo hicieron sin prescripción médica o iniciaron el consumo por prescripción médica y luego lo continuaron por su cuenta.

El tipo de consumo muestra diferencias según los grupos etarios. Mientras que entre los que tienen 50 a 65 años el 94,3% de los casos consumieron tranquilizantes bajo un tratamiento médico exclusivamente, entre los jóvenes de 18 a 24 años más de la mitad de los casos (53%) refirieron consumo sin prescripción médica.

Respecto del otro grupo de psicofármacos -los estimulantes o antidepresivos-, cabe mencionar que el 1,3% de la población (unas 241.138 personas) usó alguno de estos medicamentos alguna vez en la vida. La proporción fue mayor en las mujeres (1,6%) que los varones (1,0%). Sin embargo, no fue igual en todos los grupos etarios, ya que entre los 12 y los 34 años el consumo de alguna vez en la vida fue superior en hombres. Es a partir de los 35 años cuando el consumo en mujeres comienza a superar al de los hombres y entre los 50 y los 65 años la prevalencia en mujeres llegó al 4% -superando en seis veces a la de los varones del mismo grupo de edad-.

Cabe destacar que en más del 83,8% de los casos, el consumo de estimulantes o antidepresivos fue exclusivamente recetado por un médico y en el 16% hubo autoadministración -incluyendo a los que iniciaron el consumo por indicación médica-. Esta práctica es considerablemente mayor entre los varones, quienes en un 36,5% consumieron estimulantes o antidepresivos por cuenta propia.

Por otro lado, la población más joven fue la que presentó mayores proporciones de consumo de estimulantes sin prescripción médica. Particularmente, en el grupo de 18 a 24 años, el consumo por cuenta propia (67,3%) superó al consumo recetado (32,7%).

Respecto de los profesionales que indicaron la toma del medicamento, en mayor proporción (79,8%) fueron médicos psiquiatras, aunque la prescripción por parte de médicos generalistas fue mayor en mujeres (18,2%).