La vitamina D es necesaria para tener huesos fuertes y sanos. Esto se debe a que el cuerpo puede absorber calcio solo si está presente. El organismo la produce químicamente cuando la luz solar directa toca nuestra piel. Muchos adultos mayores no tienen una exposición regular al sol, por lo que los médicos prescriben en ocasiones ciertos suplementos multivitamínicos.

No se encuentra la vitamina D en muchos alimentos, pero se puede obtener de los lácteos y cereales “fortificados” y los pescados grasos, como el salmón, la caballa y las sardinas.

En la actualidad los científicos comenzaron a analizar además el vínculo de los chicos y este nutriente tan importante para la salud. Un estudio desarrollado por la Universidad de Johns Hopkins (EE.UU.) demostró que el déficit de vitamina D en bebés y chicos aumenta en un 60% el riesgo de sufrir una mayor presión arterial tanto durante la infancia como en la adolescencia.

Para los autores del trabajo, publicado en American Heart Association Journal Hypertension, el hallazgo puede derivar “en más posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares”.

El análisis sobre los chicos

Los investigadores evaluaron a 775 chicos desde el momento del nacimiento hasta los 18 años. Definieron los niveles bajos de vitamina D como menos de 11 ng/ml en la sangre del cordón umbilical al nacer y menos de 25 ng/ml durante la primera infancia.

Tras el análisis, se logró determinar que los nacidos con déficit de vitamina D presentaban “60 por ciento más de riesgo de sufrir presión arterial sistólica elevada entre los 6 y los 18 años”. Asimismo, quienes tenían niveles bajos durante la primera infancia “sufrían el doble de riesgo de presión arterial sistólica elevada entre los 3 y los 18 años”.

Guoying Wang, autor principal del estudio y científico asistente en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU), concluyó que “aunque no existen recomendaciones de la Academia Estadounidense de Pediatría para examinar a todas las mujeres embarazadas y niños pequeños para detectar los niveles de vitamina D, los hallazgos del estudio ponen de relieve la posibilidad de que el tratamiento del déficit de vitamina D con suplementación durante el embarazo y la primera infancia podrían ser un enfoque eficaz para reducir la presión arterial alta en los años posteriores”.