Fue en Circunvalación, a la altura de Baigorria. El vehículo quedó cruzado en el asfalto y el lugar se colmó de gente, que comenzó a levantar cajones enteros ante la mirada de la policía.

 

Un camión que transportaba 30 mil kilos de limones desde Tucumán a Buenos Aires volcó ayer en Circunvalación y Baigorria. La carga quedó desparramada en el asfalto y los vecinos corrieron a llevársela.

El incidente desató momentos de tensión en la zona mientras la gente se agolpaba para hacerse de la fruta.

Hasta anoche no hubo actuaciones de Fiscalía, pero sí la intervención de agentes policiales en el lugar, que efectuaron disparos de postas de goma para disuadir a quienes se instalaron en el lugar. Así, el robo hormiga achicó el stock.

El accidente se produjo, hacia las 11, sobre la mano que va al sur. Según los primeros testimonios recopilados tras el accidente, el chofer de unos 50 años no pudo controlar el vehículo de carga pesada cuando se le trabó el volante, y en la maniobra perdió el control. No existió participación de otro rodado.

Gran parte de los 26 pallets con los 30 mil kilos de limones provenientes de Tucumán cayeron sobre la calzada. Y el camión quedó tumbado obturando toda la circulación vehicular. El destino final era el puerto porteño y, de allí, un embarque a Estados Unidos.

Con el camión de unos 20 metros cruzado sobre la autopista urbana, el conductor salió por la ventana al destrabar el cinturón de seguridad. Estaba ileso.

En bicicleta

Con los limones esparcidos en el suelo, los vecinos comenzaron a llevarse la carga. Un hombre mayor, que iba en bicicleta, levantó dos cajones. Corrían los minutos y los limones se hacían más atractivos para los habitantes de los alrededores. Comenzó el boca a boca y luego los canales de televisión local empezaron a transmitir lo que allí sucedía.

De inmediato, se montó un operativo de tránsito por parte de la policía de Seguridad Vial para desviar el flujo vehicular.

A esa altura, todavía era poca la gente que levantaba las cajas ante la mirada de la policía de seguridad vial. Después empezaron a llegar en bicicletas, carros, motos y chatas desvencijadas. Muchos se acercaron por necesidad. Hacían cálculos en voz alta. "Le puedo sacar de 800 pesos para arriba al cajón", estimó un hombre de gorrita, "o venderlo tres a treinta pesos", dijo otro. Una changa inesperada que traería alivio a algunos hogares necesitados.

Llegó otro de campera que decía que utilizaría los limones para consumo doméstico. "Y si sobra, vendo el resto, mal no me va a venir", se sinceró. Un vecino más comentó a la prensa: "El camionero me dice que me los puedo llevar, que la carga está asegurada, pero la policía no me deja".

Al mediodía, familias enteras, muchas con niños de poca edad se descolgaban de la barranca para asegurarse el botín. Utilizaban bolsas, cajones, changuitos, motos y bicicletas. Todo valía para llevarse los limones.

Llegaron fletes, pero también autos cero kilómetro, oportunistas que no dudaron en asomarse a la escena. El efecto contagio arremolinó a decenas de personas en el lugar.

Hasta pararon sobre la banquina autos que venían en dirección contraria y cruzaron para manotear algunos limones. E incluso otros que estaban cerca de un supermercado de la zona dejaron todo para ir a recoger la carga.

La policía se mostró nerviosa ante la disyuntiva de disuadir a los curiosos o permitir que la gente cargara todo lo derramado y así liberar el tránsito más rápido.

Incluso, a los uniformados se les filtraron muchos hombres que no dudaron en desafiarlos y llevarse cajones enteros.

Finalmente, hasta allí llegó también otro camión que envió la empresa de transporte para asistir al vehículo siniestrado y así recuperar lo que quedaba.

Pero todo fue improvisación de un lado, y desesperación del otro. Mientras apilaban algunos pallets, el robo hormiga era incesante.

Fue así que la policía efectuó varios disparos al aire con postas de goma para intentar controlar la situación.

Los efectivos de chalecos flúo quisieron prevenir el desmadre, luego pudieron acordonar el sector.

El trasbordo de una parte de la mercadería esparcida en el piso pudo ser realizado. Horas después el tránsito reanudó su marcha.