La donación se hace necesaria, en gran medida, porque la mujer llega a la primera consulta de fertilidad a una edad promedio de 38 años, cuando la calidad y cantidad de sus óvulos comienza a decaer notablemente. Por esta situación, desde SAMeR, en conjunto con la Asociación Civil Concebir, en pleno marco del Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad, destacan la importancia de que las mujeres que sospechen que tienen algún problema, no demoren la consulta, ya que cuanto más jóvenes sean los óvulos, mejores serán las chances de éxito en los tratamientos.

La ley autoriza procedimientos con óvulos propios hasta los 43 años y 364 días, y mediante ovodonación desde los 44 y hasta los 50. Se pone un límite de edad para preservar la salud de la receptora y del bebé. Sin embargo, entre el 25 y el 30 por ciento de los procedimientos de fertilidad asistida en nuestro país requiere de la utilización de óvulos donados.

La decisión

“La primera indicación de ovodonación hoy, en el 65 por ciento de nuestra casuística nacional, responde a mujeres que fallaron con sus propios óvulos en los procedimientos de fertilización in vitro (FIV). Estas mujeres, generalmente de alrededor de 40 años, luego de varios intentos, entran en lista de espera para ovodonación”, afirmó la Dra. Stella Lancuba (MN 62939), médica especialista en Salud Reproductiva y presidente de SAMeR.

A partir de la sanción de la Ley Nacional de Fertilización Asistida (n° 26.862), se observó una demanda contenida de la población de gente que no había tenido acceso a los tratamientos ya sea por factores culturales o económicos. Entonces, se incrementaron los pedidos de procedimientos con óvulos propios de mujeres de entre 40 y 60 años. “Las mujeres mayores de 40 años con óvulos propios presentan menos efectividad clínica, baja tasa de embarazo y elevadas tasas de abortos espontáneos”, advirtió la Dra. Lancuba.

Respecto de las características físicas, “se hace una selección donante-receptor para coincidir en aspectos como la altura, color de ojos y de tez, requisitos sumamente demandados por los pacientes”, refirió la Dra. Lancuba.

Un camino de dolor y agradecimiento

“Aceptar la ovodonación es un proceso que lleva tiempo, muchas veces deben atravesar un ‘duelo genético’, que -en algunos casos- podría llegar hasta comienzo del embarazo. Nosotras -desde Concebir- les aconsejamos que hagan ese duelo antes de iniciar el tratamiento, para poder disfrutar plenamente de la gestación. Sabemos que a partir del nacimiento todo se resignifica, quedando atrás cualquier viejo fantasma. Luego, todas manifiestan el deseo de agradecer a las donantes”, manifestó Gisela de Antón, presidenta de Concebir y también mamá a través de técnicas de ovodonación.

¿Quiénes pueden donar?

Existen criterios específicos para la selección de las donantes: deben ser sanas, menores de 35 años y preferentemente de fertilidad comprobada. Las motivaciones son de dos tipos: la económica y la solidaria.

La económica existe siempre, ya que se debe recompensar a una joven que deja de trabajar, tiene que viajar, aplicarse inyecciones y someterse a un procedimiento, pero el desafío es buscar que también haya una motivación solidaria. “La Argentina -a nivel nacional- tiene una gran asignatura pendiente, que es la creación de una institución que promueva la donación de gametas y que contribuya a organizar este sistema”, insistió la Dra. Lancuba.