Se convocaron en la Plaza del barrio tras el asesinato de Verónica Ramírez y su hija de 10 años, Valentina Escalante. El femicida se entregó este lunes y se encuentra detenido.

 

Vecinos y familiares de Verónica Ramírez (34) y Valentina Escalante (10) llegaron a la plaza del barrio Punta Norte para pedir justicia por sus muertes.

Ambas, madre e hija, fueron encontradas muertas a puñaladas el domingo 26 después del mediodía. Las hallaron en su casa, ubicada en Azopardo al 10400, cubiertas con una sábana.

En la plaza Fuentealba, los carteles con sus rostros son alzados por su familia más cercana, por los vecinos, por los amigos. Las frases que acompañan esas imágenes claman justicia "por Vero y Vale", gritan "basta de femicidios" y anhelan "vivas nos queremos".

"Queremos justicia por ellas dos, queremos que él no salga más, que quede preso", dice Nicole, la hija adolescente de Verónica, quien contó que el presunto homicida había sido denunciado por su madre. "Ella quería desvincularse de esa relación, no sabemos si tenía miedo o lo quería", confió.

Por el momento continúan esperando el resultado de la autopsia, y reclaman que "nadie aún nos informó nada". Lo que saben es que el supuesto femicida se entregó este lunes a la noche en la seccional 10ª de Policía y se encuentra detenido a la espera de la audiencia imputativa.

El día de los crímenes, el detenido, identificado con las iniciales H.B, le dijo a su hermana "me mandé una macana". Por eso, la mujer fue hasta la casa de su cuñada a ver qué había pasado y se encontró con los cuerpos. Avisó de manera inmediata a la policía y relató lo que le había confesado su hermano.

"Perdí una hija y un angelito que no tenía nada que ver", lamenta Dolores Báez en la movilización. "Mi hija no podía salir de ese pozo en el que esta persona la había metido, yo hice mil denuncias contra él. Y no me la querían tomar porque me decían que la que tenía que hacerlas era la mujer golpeada", relata Dolores en medio del llanto.

Y continúa: "Siempre me volvía de la comisaría con las manos vacías, y ella volvía con él. Yo le pedí mil veces que deje a la nena conmigo. Ella vivía amenazada, él la alejó de nosotros, no teníamos vínculo con ese hombre", reveló.

Llega la noche, de a poco el grupo que compartió lágrimas y expresó la misma necesidad de justicia se va desconcentrando de a poco. Llevan en sus manos los carteles: "Justicia por Vero y Vale", el ruego colectivo de toda una comunidad.