En su 72° asamblea celebrada en Ginebra, Suiza, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ratificó formalmente que la adicción a los videojuegos debe ser tratada como un desorden mental.

Tal como contamos a comienzos de 2018, este organismo que depende de la ONU incluyó a esa conducta en su revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), tras haberlo analizado en años anteriores.

Ahora confirmó aquello que introdujo, e informó que los tratamientos y medidas de prevención comenzarán a aplicarse en 2022.

En ese orden, los países integrantes deberán contemplar acciones al respecto, para promulgarlas en ese año. Cabe señalar en este punto que además de las consecuencias para los centros de salud y los profesionales de diversas áreas de la medicina, la decisión tendrá repercusiones legales, administrativas y para las compañías de seguros.

Ocurre que las diferentes instituciones se basan en los listados de la OMS para clasificar las enfermedades y tomar medidas en consecuencia.

¿Qué distingue a la adicción a los videogames? Según la OMS, “se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente, que puede ser en línea o fuera de línea”. Además, indican que se confirma cuando “el juego tiene prioridad sobre otros intereses o actividades diarias”, actitud que persiste incluso cuando el hábito tiene consecuencias negativas.

La industria gamer pide revisiones

La ratificación que ahora hace la OMS genera disgusto entre los participantes del sector de los videojuegos. Una de las voces que aparecieron tras el anuncio fue la de ESA, la asociación que lidera esa industria en Estados Unidos y que organiza la feria E3, el mayor encuentro anual del segmento.

“La industria mundial del videojuego ha pedido a la OMS y a sus estados miembros la reexaminación de su decisión”, señalaron. “Aquella es una organización reconocida, y su guía debe basarse en estudios avalados por expertos independientes. El trastorno por uso de videojuegos (que ratificaron) no está basado en suficientes y fuertes evidencias”, agregaron.

Cuando la OMS finalizó el texto de ICD-11 el año pasado, ESA (por Entertainment Software Association) rechazó esa inclusión diciendo que hacerlo “trivializa temerariamente los problemas reales de salud mental como la depresión y el trastorno de ansiedad social”.

De acuerdo al sitio Polygon, especializado en videojuegos, profesionales de salud mental consultados sobre esta movida la calificaron como apresurada, y uno de ellos mencionó presiones políticas. La OMS rechazó tales dichos.

Siguiendo a la fuente mencionada, cabe señalar que la Clasificación Internacional de Enfermedades no es una ley y no tiene la fuerza de una normativa. Sin embargo, sí tiene una gran influencia en investigaciones, estudios, intervenciones, gestiones y tratamientos de la salud pública.