El año había comenzado muy complicado para lácteos Verónica. Un rumor interno indicaba una suerte de inicio para un proceso de salvataje para la firma que tiene más de 500 trabajadores y tres plantas en la provincia de Santa Fe que procesan unos 400 mil litros diarios de leche cruda, aunque su sede administrativa esté en Buenos Aires.
Desde aquel enero, hasta el proceso de marzo que abrió la posibilidad de firmar ante el Ministerio de Trabajo provincial un Proceso Preventivo de Crisis para la empresa, pasaron muchas negociaciones y todo terminó en la nada.
Fue ante los delegados de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina que la industria intentó formalizar la flexibilización del trabajo y abrir la puerta a posibilidades de despido, además de habilitar la continuidad del pago irregular de salarios o la falta de horas extra o el trabajo durante los feriados, sin embargo la mediatización del caso y el cambio de panorama en el negocio lechero hicieron que toda la planificación se deshiciera.