Antes de fin de año, 7200 puestos de hamburguesas en Estados Unidos, van a ofrecer un combo cuya hamburguesa, jugosa y visualmente parecida a la tradicional, no tendrá ni un solo gramo de carne en su composición.

Más que por convicción, esta oferta responde a una estrategia para captar a los más jóvenes, no solo a los millennials, sino a la generación Z. Ellos abrazan la tendencia vegetariana y se manifiestan contra el cambio climático, pero todavía no les preocupa seguir una dieta saludable. Mientras los adultos aún relacionan lo "verde" con una idea de alimentación sana; los más jóvenes, sin inquietud alguna por el nivel del colesterol, se centran en el bienestar animal. Allí hacen pie para optar por hamburguesas veggie.

Cuestión de salud

Si se deja de lado el tema de consumir carne y se hace foco en la salud, el problema no es comer una hamburguesa, sino devorar todo lo que la acompaña. Las papas fritas, los aderezos y la gaseosa son más dañinos que el sándwich. “Si en casa se hace una hamburguesa con ingredientes de calidad, el resultado será mucho más nutritivo”, explica Lola Cano Guerra, dietista-nutricionista de Barberá Clínic. “Los ultraprocesados son productos o preparaciones industriales comestibles elaboradas a partir de sustancias y otros alimentos. Su consumo es perjudicial para la salud, ya que en su composición hay harinas refinadas, azúcares, aceites refinados, aditivos y sal”. También la nutricionista enciende una alerta para los defensores de los animales que optan por el fast food sano: “No porque los ultraprocesados sean veganos dejan de ser nocivos”.