La hipertensión es la elevación de la presión arterial por encima de los valores normales. La medicación adecuada, junto con un estilo de vida saludable, bajo consumo de sal y un peso apropiado son medidas ideales, en la mayoría de los casos, para controlar la condición.

El 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión Arterial que tiene como objetivo principal generar conciencia sobre el impacto de esta enfermedad que afecta a millones de personas en Argentina.

Uno de los pilares fundamentales tanto para la prevención de esta enfermedad como para su posterior tratamiento es una dieta equilibrada, especialmente rica en frutas y verduras y baja en sodio y alimentos procesados.

“El 50 por ciento de las personas hipertensas come menos de una fruta por día. Incorporar al menos dos sería lo ideal”, destacó en diálogo con ConBienestar Miguel Schiavone, cardiólogo, jefe del Servicio de Hipertensión Arterial del Hospital Británico y miembro de la Fundación Cardiológica Argentina.

Estos son los siete alimentos que según Schiavone no pueden faltar en la dieta de una persona hipertensa:

Frutos secos

Aportan potasio, un mineral muy beneficioso para la hipertensión incluso más que el descenso del consumo de sal porque es uno de los ingredientes que regula la presión arterial. Pueden ser nueces, almendras o avellanas, pero solo un puñado porque son muy calóricas.

Ensalada de frutas

La variedad con mucho color es es lo mejor porque aporta todos los nutrientes necesarios. Es bueno combinarlas porque así uno no se cansa de consumirlas.

Verduras

Pueden consumirse grilladas, al vapor, horno o crudas, mientras no se preparen empanadas o con mucho aceite, apenas una cucharada sopera de oliva extravirgen. Como las frutas, es bueno buscar la variedad de color.

Cereales

Tales como avena, maíz o los industriales sin azúcar. Se pueden incorporar en la taza del desayuno con yogures o leche descremados para que sea más sustancioso y genera más sensación de saciedad.

Carnes magras

Contrariamente a lo que se cree, las carnes magras se pueden comer tranquilamente puesto que no tienen ninguna contraindicación. En lugar de prepararlas con sal, se les puede echar limón, que trae el sodio que tiene la carne al exterior y así da la sensación de que se le hubiese puesto un poco.

Legumbres

Si son compradas en dietéticas se pueden consumir porque no tienen sales agregadas. La ingesta debe ser de un par de veces a la semana por ser muy calóricas.

Especias

Son una gran opción para condimentar los platos y extrañar menos la sal, como el cardamomo, el romero, el orégano o las hojas de laurel.

“Al paciente hipertenso uno le prohibe muchas cosas y por eso tiene que tener alternativas para no aburrirse de la dieta, con porciones importantes”, remarcó el cardiólogo. En la alimentación de una persona con hipertensión están contraindicados embutidos, quesos, aderezos, manteca y margarinas, sal y aquellos productos con sodio oculto como pastelería y confitería.