El gobernador interpretó que la buena elección de su par cordobés fue un “reconocimiento” a su gestión. Evaluó que los guarismos “obligan a repensar” las políticas económicas y sociales de parte de Cambiemos.

 

El gobernador Miguel Lifschitz consideró que el triunfo de su par, Juan Schiaretti, era “un resultado cantado”. El mandatario santafesino dijo que la victoria del cordobés fue “un reconocimiento a una muy buena gestión”; y valoró las “muchas coincidencias” que han tenido ambas administraciones provinciales.

“Se veía venir -planteó Lifschitz-. Me parece que los cordobeses han reconocido eso; una vocación del gobernador (Schiaretti) por ampliar su espacio político con otras fuerzas; por darle un contenido si se quiere más popular a la coalición de gobierno. Y por otro lado, una realidad que se viene dando en todas las provincias, y que da cuenta de que la alianza Cambiemos, evidentemente, no logra captar al electorado”.

A su criterio, “la influencia de las políticas nacionales que la gente mira con tanta desconfianza; y por otro lado, las divisiones internas en el caso de (Cambiemos en) Córdoba, han incidido fuertemente en este proceso”. Sobre esa base, el gobernador entendió que los resultados electorales “obligan a la dirigencia de Cambiemos a repensar su política económica y social porque está claro que hay un rechazo muy importante de la sociedad que se expresa en todas las elecciones provinciales que se han desarrollado hasta el momento”, planteó.

Consulta

En el orden provincial, Lifschitz ratificó que su decisión de bajar la consulta popular sobre la reforma de la Constitución se fundamentó en la necesidad de evitar sospechas sobre el proceso electoral de la provincia.

“La consulta por la reforma estaba planteada tomando una sugerencia que hizo el propio candidato de la oposición (en alusión a Omar Perotti). Pero cuando advertimos que de manera irresponsable se empezó a manosear el proceso electoral tratando de generar sospechas, decidimos dar marcha atrás. Tenemos un sistema electoral muy valorado a nivel nacional y no queremos que se plantean dudas, esencialmente, en una elección que va a ser muy pelada”, insistió.

Primarias

En cuanto al escenario generado en la provincia después de las primarias del 22 de abril, Lifschitz hizo su lectura. “Siempre las primarias son un dato pero no el resultado final. Hay una distancia entre una elección y otra. Hubo un gran atractivo en la disputa interna de la categoría gobernador en el PJ, que hizo que se sumaran votos entre dos candidatos muy distintos entre sí (por Omar Perotti y María Eugenia Bielsa), pero creo que ahora comienza otra elección. La gente tiene claro que se va a definir entre Antonio Bonfatti y el candidato del PJ, y me parece que los santafesinos van a valorar todo lo hecho a lo largo de estos años”, aseveró.

El gobernador se mostró confiado en que la ciudadanía valorará “las promesas cumplidas, la administración honesta y transparente de la gestión pública, y sobre todo, la defensa de los intereses de Santa Fe. Nuestra gestión nunca se plegó con los gobiernos de turno, ni con el de Cristina ni con el de Macri. Mantuvimos el diálogo, pero defendimos los intereses de Santa Fe. Y la gente termina reconociendo a aquellos que no se plieguen ni se convierten en obsecuentes del poder turno, sino que defienden los intereses de la provincia”, opinó.

Reunión

Según publicaron algunos portales de noticias nacionales, Miguel Lifschitz tenía previsto asistir en la tarde de este lunes a una reunión convocada por Roberto Lavagna en Buenos Aires, a la que también concurrirían otros dirigentes como Ricardo Alfonsín, Margarita Stolbizer y Federico Storani, entre otros.