Unos 150 policías están dedicados sólo a rastrillar la ciudad y localidades vecinas en busca de los reos. Los penitenciarios fueron sumariados.

Al menos 150 agentes de la Unidad Regional II, la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y la Policía de Investigaciones (PDI) están abocados a la afanosa búsqueda de los seis presos que aún permanecen prófugos. Esto tras la espectacular evasión que protagonizaron el miércoles al mediodía en la autopista Rosario-Santa Fe. Fue cuando en un minibús del Servicio Penitenciario eran trasladados al penal de Coronda tras recibir la visista de sus familiares en la cárcel de Rosario, en Zeballos y Ricchieri.

Allanamientos

En ese marco, trascendió que entre la noche del miércoles y la mañana de ayer fueron allanados los seis domicilios que figuraban en los prontuarios de los prófugos. Pero todos dieron resultado negativo. Incluso en la casa de uno de ellos, en la zona oeste de la ciudad, la presencia de los efectivos se acrecentó. Ya que ayer era su cumpleaños y se pensó que podría ir de "visita".

Todos los procedimientos "se realizaron con información recabada de que los prófugos podrían encontrarse en alguna de esas viviendas". Así se comunicó en un parte oficial del Ministerio de Seguridad de la provincia. Pero el único resultado "positivo" lo lograron los agentes en una casa de Acevedo al 1000 donde secuestraron una pistola calibre 45 con su cargador, otor cargador calibre 9 milímetros y 49 cartuchos calibre 45. Aunque no había ningún evadido en el lugar.

Mientras tanto, desde el gobierno se informó que los nueve agentes penitenciarios que viajaban custodiando a los presos evadidos siguen en situación de libertad. Aunque apartados provisoriamente de sus cargos y sometidos a sumarios administrativos. En ese sentido, personal de la Dirección de Asuntos Internos del Servicio Penitenciario "les está tomando declaración para definir sus responsabilidades en el caso. En forma independiente del proceso judicial que está a cargo de la fiscal de Violencia Institucional Karina Bartocci". Es quien los imputará en una audiencia cuya fecha aún no fue fijada pero que podría realizarse entre el sábado y el lunes próximo.

La fuga

Alrededor de las 12.30 del miércoles un minibús Agrale del Servicio Penitenciario viajaba desde la cárcel de Rosario al penal de Coronda por la autopista Rosario-Santa Fe. En el micro iban 13 detenidos y nueve guardiacárceles separados por una reja. De acuerdo a algunas fuentes, no estaba debidamente cerrada.

Al llegar al kilómetro 3 de la ruta, el vehículo detuvo su marcha sobre la banquina ya que en el sector donde iban los presos "se había producido fuego con algún papel o cigarrillo". Así lo sostuvieron fuentes oficiales horas después de la evasión y cuando circulaban muchas versiones sobre el tema. Incluso que todo había sido producto de una emboscada.

Cuando los penitenciarios bajaron del rodado y abrieron la puerta trasera para ver qué sucedía, nueve de los reclusos se abalanzaron sobre los custodios, a cuatro les robaron las armas reglamentarias y escaparon a campo traviesa no sin antes cruzar algunos disparos con los uniformados, dos de los cuales resultaron con heridas leves y debieron ser atendidos en un sanatorio rosarino. En su alocada carrera, los reos robaron dos autos, un Fiat 147 y un Volkswagen Suran que fueron hallados horas más tarde abandonados en la zona noroeste de Rosario: el primero en Boedo y Larrechea, y el otro en José Hernández y Artigas.

Negligencia

El operativo de los presos para escapar indudablemente, y más allá de lo que determine la investigación de Asuntos Internos y la Justicia, contó con cierta desidia, negligencia o complicidad de los penitenciarios.

Es que si los detenidos viajaban esposados a la reja del minibús como exige el protocolo de traslados, los mismos no podrían haberse liberado de las esposas con la facilidad con la que lo hicieron. Incluso hay quienes ayer dijeron que las esposas que debían aferrar las manos de los reclusos permanecían en el piso del transporte y no fueron usadas.

Pero eso lo definirá la Justicia. Lo cierto es que anoche seguían evadidos Mariano E. Cardozo, de 29 años y condenado por el robo seguido de muerte del repartidor Luis Segovia en 2008 en barrio Tío Rolo; Leonardo U. Cabalié, de 32 años y condenados por el crimen de Jonatan Ezequiel Cina en 2016 en Villa Gobernador Gálvez; Carlos Andrés D'Angelo, de 33 años y condenado por el asesinato de comerciante Edgardo Giménez en 2014 en Granadero Baigorria; Alfredo P. Rojas, quien ayer cumplió 35 años y estaba preso por amenazas calificadas; Alejandro A. Candia, de 33 años y condenado por robo calificado; y Hugo A. Peralta, de 37 años y preso por robo calificado.