A las incontables ventajas de hacer deporte se acaba de sumar una, que tal vez no impacte tanto en nosotros pero sí en nuestra descendencia. Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España descubrieron que los beneficios del ejercicio pueden heredarse.

¿Cómo es esto? De acuerdo al artículo publicado en la revista científica PNAS, las mejorías cognitivas que se logran mediante la actividad física moderada pueden pasarse a la generación siguiente. El estudio se realizó en roedores: las crías de los ratones más activos tuvieron un mejor desempeño tanto en aprendizaje como en memoria, respecto de las de los sedentarios.

“En este trabajo, la transmisión directa de los efectos inducidos por el ejercicio desde el cerebro de los padres hasta el de las camadas demuestra que la actividad física paterna influye en la fisiología cerebral y la cognición de sus crías”, señaló José Luis Trejo, autor principal del artículo, en declaraciones a medios extranjeros.

Es importante señalar que las crías mantuvieron los beneficios de sus papás incluso a pesar de ser ellas sedentarias.

Como parte del trabajo, los investigadores fueron capaces de analizar los mecanismos cerebrales que permiten que esta herencia suceda. “Describimos todos los genes cuya expresión cambia en el cerebro como consecuencia del ejercicio físico, tanto en padres ejercitados como en sus crías sedentarias”, puntualizó el experto.

Las mejorías heredadas se confirmaron en tres modelos experimentales distintos e incluyeron tanto aprender como memorizar tareas espaciales y no espaciales. Los resultados pueden ser útiles en el campo de la neurobiología, dado que “se trata de caracteres adquiridos durante la vida de los padres”, completó Trejo.