El sobrepeso y la obesidad son uno de los principales problemas en materia de salud pública. Y los chicos y adolescentes son uno de los principales focos a prestar atención. Hasta hace algunos años tener un exceso de peso era considerado un problema de los países desarrollados, pero este escenario cambió radicalmente y la “epidemia” -así calificada por los expertos- se extendió a una velocidad alarmante a los países de bajos y medianos ingresos, particularmente en las grandes ciudades.

Según la OMS, en 2016 había más de 340 millones de chicos y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que la prevalencia de obesidad en menores de 5 años es de 6,2% (41 millones) a nivel global, con un aumento de 33% desde el 2000 al 2016.

La Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil en menores de cinco años en la región de América Latina con un 7,3% de prevalencia, según la Base de Datos Global sobre Crecimiento Infantil y Malnutrición de la OMS. Según el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), 1 de cada 3 niños en edad escolar tiene sobrepeso u obesidad.

La médica especialista en nutrición Virginia Busnelli (MN 110351), miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Nutrición (S.A.N), indicó además que los resultados de la Encuesta Mundial de Salud Escolar, que se realizó en Argentina en 2012 entre adolescentes de 13 a 15 años, arrojaron que un 28% de los estudiantes tienen sobrepeso. “Sumado a ello, existen estudios que confirman los malos hábitos alimentarios adoptados por dicha población. El último estudio realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA también deja datos que preocupan. El 69,3% de chicos de 2 a 4 años, picotea, es decir, come entre horas sin una planificación”, argumentó la especialista.

Factores de diverso origen

El sobrepeso y la obesidad “constituyen patologías multifactoriales”, remarcó Busnelli. “Se encuentran influenciadas por los cambios en la dieta y el estilo de vida resultante de la industrialización, la urbanización, el desarrollo económico y la globalización del mercado durante el último siglo que se traducen en una excesiva oferta constante de alimentos junto a un sedentarismo masivo”, dijo.

En este contexto, se comenzaron a adoptar “dietas ricas en grasas saturadas, azúcares y otros carbohidratos refinados, siendo entonces bajas en fibras y grasas poli insaturadas”. “Es importante entonces, darle la entidad que este problema de salud pública actual se merece, tanto a nivel individual y familiar, como así también y sobre todo, a través de políticas públicas que permitan generar entornos más saludables”, observó la especialista.

Los cambios de hábito que propone Busnelli:

- El consumo responsable de todos los grupos de alimentos, aumentando el de frutas y verduras, y disminuyendo aquellos alimentos ricos en azúcares y grasas;

- Promover la actividad física y el movimiento en los chicos;

- Priorizar el consumo de agua en reemplazo de bebidas azucaradas.

- Promover la importancia del desayuno y la merienda saludable, incluyendo lácteos, cereales y frutas y disminuyendo el consumo de galletitas, jugos y productos de panadería.

- Incorporar colaciones y snacks saludables, que ayuden a disminuir el picoteo.

“El sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública actual en constante crecimiento por lo que debemos, como sociedad, darle la entidad que merecen para poder brindar soluciones que permitan mejorar la situación actual, evitando así las consecuencias a futuro”, concluyó la médica.