La fiscal Gabriela Sosti dice que el juicio permitirá revisar el sistema de inteligencia de la dictadura. También el relato dominante sobre la Contraofensiva.

“Hay muchos mitos construidos en torno de la Contraofensiva que este juicio ayudará a resquebrajar”, evaluó la fiscal Gabriela Sosti. Esto en relación con el debate oral que comenzó ayer, a cargo del Tribunal Oral Federal 4 de San Martín.

Es por los delitos de lesa humanidad cometidos contra los militantes que participaron de las campañas de Montoneros en resistencia a la última dictadura, entre 1979 y 1980. Los acusados en esta instancia son nueve. Y están todos vinculados con la estructura de Inteligencia que el Ejército montó con base en Campo de Mayo.

La causa

Antes de ingresar a la sala de audiencias, Sosti, representante junto a Marcelo García Berro del Ministerio Público Fiscal en el proceso, se manifestó. Consideró que “uno de los puntos de interés” del debate proviene de “las preguntas que puede llegar a abrir en relación con los prejuicios encallados que existen” sobre la Contraofensiva de Montoneros. “Que la Contraofensiva fue una locura, que la conducción mandó a matar a los compañeros que habían logrado exilio, o que se pensó desde afuera de Argentina. También que las víctimas fueron solo las que ingresaron al territorio desde diversos destinos... Es una posibilidad de poder poner en crisis todo eso”, mencionó.

El debate se extenderá, al menos, durante el próximo año y medio, calculan las querellas. Ése es el tiempo que tomará escuchar a los, al menos, 250 testigos. Se evalúa la responsabilidad de los nueve imputados en casi cien casos de secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos.

El rol de la Inteligencia

Para la fiscal, la causa que comenzó a evaluarse en instancia oral tiene la particularidad de que el eje de los crímenes no está puesto en un centro clandestino de detención. Sino que “se juzga a la Inteligencia, sin lugar a dudas la estructura responsable del diseño del exterminio” que la última dictadura cívico militar desplegó. No solo sobre los participantes de la Contraofensiva, sino sobre toda la población objetivo del genocidio.

La Inteligencia, fundamentalmente a cargo del Ejército, organizó un sistema que comunicó los diferentes puntos del país. Y por el que circuló absolutamente toda la información sobre la militancia que fue blanco del plan sistemático. Eso fue lo que hizo posible que se cumpliera con éxito el desafío de la dictadura”, amplió Sosti.

En ese sentido, el juicio que comenzó ayer es “revelador”. Porque “pone ante la Justicia un registro puntual de todas las estructuras del aparato, aunque con muy pocos imputados por instancia”, destacó. Todos los que están sentados en el banquillo en este debate estuvieron vinculados con la estructura de Inteligencia que funcionó en Campo de Mayo.

Jefaturas

La Jefatura II de Inteligencia, por ejemplo, era “la más importante con la que contaba la Junta de Comandantes. Desde allí diseñaban todos los planes de exterminio”, contó la fiscal. Norberto Apa, uno de los acusados, fue jefe de la División Inteligencia “Subversiva Terrorista”. La misma dependiente del Departamento Interior de la Jefatura II de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército Argentino entre enero de 1979 y noviembre de 1980.

La Jefatura II, continuó, Sosti, “actuó con un riñón, el Batallón 601. Allí se recibía, se procesaba y se analizaba la información relativa a la represión de todo el país”. Los acusados Roberto Dambrossi y Luis Firpo se desempeñaron en el 601 durante los años bajo análisis. El primero era jefe de la Compañía de Actividades Psicológicas; el segundo, jefe de la Central Contrainteligencia y jefe de la División Seguridad.

Acusados

La lista de acusados la completan Eduardo Ascheri, ex jefe de la División Planes del Departamento de Inteligencia (G2) del Comando de Institutos Militares. Jorge Bano, ex jefe de la División Operaciones del mismo departamento. También Carlos Casuccio, quien entre 1979 y 1980 fue segundo jefe del Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares.

En el mismo tiempo Raúl Muñoz dirigió el Departamento Personal (G1) del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares. Marcelo Cinto Courtaux la Sección Primera de Ejecución del 201. Y Alberto Sotomayor, la Sección Segunda de todo el destacamento.

En cada cuerpo del Ejército, el Batallón tenía un destacamento de inteligencia. Con esa información, aportada por el Ejército y en colaboración de las diferentes fuerzas, sobre todo las Policías y Gendarmería, se llevaban a cabo los operativos. Esa red se la conoció como ‘comunidad informativa’. Dentro de Comando Institutos Militares, era el 201”, aclaró la fiscal.