El juicio oral y público por la desaparición de Paula Perassi tuvo una primera semana clave en cuanto a la fuerza de los testimonios, la certeza de la relación con la víctima con su amante, su embarazo, sus miedos, su negación a abortar, además de la compleja maraña de relaciones y entre los protagonistas y las comunicaciones frenéticas que se entablaron los días previos a que Paula desapareciera para siempre. Y esto pese a que, en lo formal, sólo pasaron por la sala de audiencias nueve de los 180 testigos previstos, siendo que las fechas probables de lecturas de alegatos finales son entre el 15 y el 17 de abril, y que está prevista la lectura del fallo para el 23.

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El juicio por Paula Perassi, la mujer que el 18 de septiembre de 2011 dejó su casa y no volvió, juntó en una misma sala a nueve imputados, cuatro de ellos civiles y el resto policías, representados por siete estudios jurídicos, a la Fiscalía y a la querella en una serie de jornadas trabadas, con muchas objeciones y pedidos de revocatorias, incidentes y debates.

El jueves 21 de marzo fue suficiente para que en un solo día y no dos las partes hicieran los alegados iniciales. Pero esta celeridad contrastó con la dilación de los días posteriores, donde hubo testimonios de hasta cuatro horas, mientras que Alberto Perassi, padre de Paula, estuvo durante dos jornadas sentado a comparecer. Y no se descarta que vuelva a hacerlo.

La familia

El primero en brindar testimonio el lunes pasado, cuando se reanudó el juicio, fue Rodolfo Ortiz de Elguea, esposo de Paula, con quien ya tenía una mala relación y hasta dormían en habitaciones separadas. Fue él quien narró los últimos momentos de Paula, cuando salió de su casa y no volvió más. Y leyó dos cartas que se encontraron en la casa, escritas por la mujer, una de las cuales manifestaba un profundo amor por el destinatario, que cumplía años y a quien en ningún momento nombra. Una relación evidentemente prohibida.

Le siguió aquel día Alberto Perassi, padre de Paula y testigo clave en esta causa, por cuanto fue él quien inició una intensa búsqueda y era el destinatario de muchos comentarios que se hacían sobre el paradero de su hija. Alberto habló de su relación con Strumia, con quien había entablado una amistad que llevaba al empresario a decirle que lo consideraba un padre, su decepción y desasosiego al saber que había sido su amigo el amante de la hija. "A mí me colgaron una mochila, y lo hizo quien creía que era mi amigo", lamentó.

El testimonio de Alberto se extendió hasta la jornada siguiente, cuando el hombre mencionó a un testigo, Nicolás Vázquez, que le aseguró que Paula había abortado en la casa de su suegra, Mirta Ruñisky, dichos que generaron una fuerte reacción de los abogados defensores de la mujer.

En las redes

Miguel Angel Fernández, un perito en informática de la policía, brindó después detalles de la intensa actividad que tuvo Paula por las redes sociales antes de su desaparición, y de sus comunicaciones con Strumia y con su amigo y confidente José Luis Freijomil, e incluso con Antonio Díaz, uno de los imputados. Allí se ventiló también la destrucción de una prueba clave, la cámara del locutorio desde el cual Paula recibió la última llamada que la llevó a abandonar su casa, cuyas imágenes ya se habían borrado cuando fueron a buscarlas.

Pero fue Freijomil, amigo de la víctima y cuarto testigo, quien introdujo valiosa información sobre los últimos días de Paula. Fue él a quien la mujer confesó su relación con el amante, de su embarazo, sus miedos a someterse a un aborto y finalmente su negativa a practicárselo. "Si no me ves más es porque pasó lo peor", posteó la mujer el día antes de su desaparición.

El Viejo Bar

José María Zanoni fue la siguiente persona en atestiguar, el jueves. El joven tenía 15 años cuando trabajaba en El Viejo Bar de Timbúes, donde aseguró haber atendido a Paula Perassi, Gabriel Strumia y Antonio Díaz el mismo domingo 18 de septiembre, día de la desaparición de la mujer. El muchacho tuvo que reconocer, no obstante, que en anteriores testimonios había negado lo que ahora afirmaba, aunque el confesó que antes lo hizo "por miedo".

Analía Giménez, una policía que trabajaba en la división Perros, narró cómo Hueso, un sabueso adiestrado en la búsqueda de rastros, los llevó con su olfato a una garita de Timbúes, al Viejo Bar de esa localidad (donde presuntamente se habían reunido Paula y los hombres) y a la vivienda de Díaz, donde halló rastros en el auto.

La penúltima jornada de esta primera semana se caldeó con el testimonio de Mariana Esther Olivieri, quien en 2011 revestía en la División e Asuntos Internos de la Unidad Regional II de policía y fue convocada por el fiscal Donato Trotta para integrar una comisión especial para impulsar la pesquisa en torno al caso Perassi. La actual subcomisaria recordó un allanamiento en la casa de la presunta abortera donde se secuestraron, entre otras cosas,medicamentos, agujas, jeringas y pastillas Oxaprost de 75 miligramos (un antiinflamatorio, analgésico y antipirético que suele utilizarse para inducir el aborto), en un testimonio sumamente cuestionado que llevó incluso a interrumpir la audiencia y sacar a la mujer de la sala. La funcionaria brindó detalles de un allanamiento en la Unidad Regional XVII donde se buscó cotejar si los investigadores habían mantenido contactos con Gabriel Strumia.

Llamadas y posiciones

El viernes, una testigo de identidad reservada perteneciente a inteligencia del Estado, quien brindó detalles sobre lo procedimientos de rastreo de llamadas, y el comisario Walter Maragliano, miembro de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) encargado de investigar las comunicaciones telefónicas.

El oficial explicó cómo es la metodología de entrecruzamiento de llamadas, y el posicionamiento de cada celular según las antenas que recibían las señales. Contó que le llamaron la atención las comunicaciones cotidianas entre Paula y Strumia, que duraban "entre cien y 2 mil segundos, algo llamativo entre dos personas casadas"., También refirió que el 18 de septiembre de 2011, dos minutos después de que Paula recibiera un llamado del telecentro, el celular de Strumia era captado por una antena más cercana a ese lugar que a su domicilio. Y que ese día, entre las 21.09 a las 21.54, el celular del acusado recibió 21 llamadas desde su propio domicilio, que fueron respondidos con una llamada desde el celular a las 21.54.

Primera semana

Así fue la primera semana de juicio. Durante estos días, las defensas centraron sus esfuerzos en voltear pruebas, relativizar testimonios, desvincular a sus defendidos de situaciones comprometidas y sobre todo desacreditar a testigos. Como el chico del bar al que le hicieron reconocer contradicciones respecto a declaraciones anteriores, a la subcomisaria Olivieri, a quien le achacaron errores de procedimiento e incorrecta manipulación de evidencias (hasta sugirieron al Tribunal denunciarla por falso testimonio). Y también a un testigo que aún no habló pero fue nombrado durante el juicio, Vázquez: un ex yerno (el de Mirta Ruñisky) despechado que, a juicio de los abogados, actuó por venganza y hasta obtuvo dinero y favores a Alberto Perassi tras brindarle información clave para la búsqueda y para involucrar a la presunta abortera.

El juicio por la desaparición de Paula Perassi es complejo y trabado, y no sólo por su dinámica. Se está enjuiciando una muerte sin cadáver (el "crimen perfecto"). Pero además, porque los fiscales deberán demostrar los graves delitos que les achacan a los acusados (ver aparte). Y deberán acreditar que quienes los cometieron fueron quienes ellos dicen que son culpables.

En la idea de que no tendrán pruebas suficientes para demostrarlo es que las defensas basan sus expectativas y sus estrategias, tal como ya lo habían anunciado en los alegatos de apertura.