En su intento por salvar la vida de la joven, su familia recurrió a un tribunal para revocar su decisión, pero desestimaron la demanda.

Una testigo de Jehová de 20 años se encuentra en estado de coma inducido en el Hospital San Jorge de Huesca (España), donde se debate entre la vida y la muerte tras negarse a recibir una transfusión de sangre por motivos religiosos.

La chica sufrió una peritonitis (una inflamación del peritoneo) tras una operación. Su condición requería una urgente transfusión de sangre, pero en aquel momento no estaba consciente y por eso los médicos no le podían consultar sobre el procedimiento. Obligados a respetar y cumplir la voluntad de su paciente, los médicos no podían practicarle la transfusión pese a la solicitud de su familia.

En su intento por salvar la vida de la joven, su familia ha recurrido a un tribunal para revocar su decisión, pero la demanda ha sido desestimada.

Los jueces explicaron que la ley de autonomía del paciente implica que una persona mayor de edad tiene el derecho de manifestar su voluntad sobre los tratamientos a través del testamento y los médicos deben cumplirla.

Los Testigos de Jehová, que creen en la vida y la resurrección de Cristo y utilizan cierta terminología cristiana, prohíben a sus miembros el consumo de alcohol y de drogas, no reconocen las instituciones, así como tampoco algunas obligaciones civiles ni prácticas como el divorcio, el servicio militar o las transfusiones de sangre, al tiempo que exigen una sumisión total a la voluntad y los objetivos de la organización.