Los agentes de las fuerzas federales realizaban un control vehícular, solicitando la documentación pertinente a los ocasionales automovilístas.
Un conductor era requisado por Gendarmería, cuando mostraba toda la documentación, otro vehículo se dió a la fuga.
Como las fuerzas federales no contaban con móviles en el lugar. Le solicitaron el vehículo a este vecino para iniciar una persecución. El conductor se negó, lo que motivó una reacción desmedida por parte de los agentes federales. El trato dejó de ser cordial, denunció hostigamiento ante la respuesta negativa. Surgíó la amenza de labrarle una acta por la falta de colaboración con gendarmería.
Finalmente los agentes subieron a otra camioneta para iniciar la persecución hacia el otro auto fugado y el hecho no tuvo derivaciones.
A partir de allí se estableció un debate sobre la legitimidad de las fuerzas federales para disponer de un vehículo particular y la probabilidad de la negativa por parte del conductor