Estaban presos desde diciembre, tras balear al ex cuñado de uno de ellos, que luego murió. Trece testigos negaron que la víctima estuviera armada.

Matías Ezequiel Sosa fue baleado frente a su casa del barrio Parque Casas. Tres meses después de la muerte, dos policías acusados de matarlo para saldar un conflicto familiar quedaron en prisión preventiva por dos años. La medida fue resuelta por un juez ayer en una audiencia para adecuar la imputación inicial de tentativa de homicidio a la de un crimen consumado. Los acusados —uno de ellos ex cuñado de la víctima— declararon que actuaron en legítima defensa al advertir que la víctima tenía un arma. Esto lo desmienten los 13 testigos presenciales del hecho.

La audiencia transcurrió con una manifestación de familiares de Sosa en la puerta del Centro de Justicia Penal. Vistiendo remeras con una foto del joven de 25 años, padre de dos nenas y vendedor ambulante de medias. La nueva imputación fue pedida por el fiscal Adrián Spelta 48 horas antes de vencer el plazo de encierro preventivo de los acusados, presos desde el momento del hecho.

En diciembre, cuando Sosa aún agonizaba en el Hospital Eva Perón, los hermanos fueron acusados como coautores de tentativa de homicidio agravada por el uso de arma de fuego. Tras la muerte de Ezequiel, conocido como "René", estaba pendiente la adecuación de la imputación a la de homicidio consumado.

El fiscal formalizó ese trámite ayer y agregó la tentativa de homicidio a un hermano de Sosa. Este fue perseguido a tiros por los policías pero las balas no lo alcanzaron. El juez Héctor Núñez Cartelle convalidó esa imputación. Y además prorrogó el arresto de los acusados por el plazo legal de dos años.

Con trasfondo

Los acusados son Franco Hugo Villarruel, de 34 años, personal del Comando Radioeléctrico (CRE) y ex cuñado de Sosa. Y Víctor Oscar "Bebeto" Villarruel, de 32 y empleado de la subcomisaría 21ª. El trasfondo del ataque, observado por vecinos y efectivos del CRE, fue un problema familiar. Franco estaba separado de una hermana de Sosa con quien tuvo dos hijos. La mujer hizo varias denuncias por violencia de género y Ezequiel solía defenderla y confrontar con su ex. Las dos familias vivían a 30 metros de distancia.

El padre de los policías administraba un almacén y distribuidora de bebidas en Unión al 1600. Y denunció destrozos y amenazas tras el crimen. Según la acusación el 16 de diciembre de 2018 Franco Villarruel estacionó en esa cuadra el auto en el que iba con su actual pareja y una hija de meses. El policía denunció que entonces le tiraron un ladrillazo que destrozó el parabrisas trasero y por eso llamó al 911 cerca de las 13.30. Llegaron dos uniformados, colegas suyos, a quienes reclamó que detuvieran a Sosa. Pero éstos llevaron hasta el patrullero a dos hombres ajenos a la disputa.

Los hechos

En medio del conflicto Víctor Villarruel se acercó a colaborar con su hermano. Ambos fueron hasta la casa de Sosa a increparlo, justo en el momento en que los policías lo esperaban en la puerta para llevarlo detenido. "Ezequiel, ¿tantos problemas me vas a causar?", dijeron los testigos que lo llamó Franco. "Sabés que me encanta pelear", respondió Sosa saliendo de su casa vestido sólo con un short. Entonces fue atacado con tres disparos.

"Cuando (Sosa) sale, Franco se le acerca. Se tiran unas manos al aire, Franco retrocede un paso, saca un arma de la cintura y le pega a René en el pecho", contó un vecino. Según la acusación, el policía disparó a pocos metros de la víctima con una pistola Taurus 9 milímetros. Con Sosa en el piso, rodeado por siete familiares, se le acercó Víctor y le efectuó otros dos disparos a un metro de distancia con una pistola Luger 380. Ya inconsciente, Sosa recibió esos tiros en las piernas.

En ese contexto, Milton Sosa empezó a correr para evitar ser atacado. Los Villarruel salieron tras él y efectuaron varios disparos que no lo alcanzaron porque se refugió en la casa de un vecino. "Dos tiros me pasaron por arriba de la cabeza y pegaron arriba de la pared", contó. Ezequiel fue llevado por familiares y vecinos al Hospital Eva Perón, donde murió cuatro días después. Los policías regresaron a su casa, fueron subidos al móvil y entregaron las armas.

Nuevas evidencias

El fiscal dio cuenta ayer de nuevas evidencias agregadas a la causa. No sólo testimonios de vecinos y familiares sino también de los policías que acudieron al lugar convocados por Franco. Uno declaró que, al llegar, éste les dijo que los hermanos Sosa le habían exigido a una vecina que les diera "un arma blanca". Y como la mujer se negó le habían roto el auto. Con este argumento reclamaba que los detuvieran.

Según ese policía, ellos detuvieron a otros dos jóvenes y Franco "se ofuscó" porque pretendía que apresaran a Sosa. Cuando esperaban a Ezequiel en la puerta de su casa para llevarlo preso, según declaró, se acercó Franco y comenzó a gritarle. "Te voy a matar, no sabés lo que te espera" antes de dispararle al pecho a Sosa, que "estaba en cuero".

Declaraciones

Ayer los acusados declararon sin responder preguntas. Primero habló Franco, quien dijo que llegaba de tomar mate en la plaza con su pareja cuando vio "unas corridas" y advirtió que Ezequiel destrozaba el auto de una vecina. Un Renault 11 bordó, porque se había negado a darle un arma blanca. Dijo que entonces le exigieron un arma blanca a él. Y, como se negó, el hermano de Ezequiel le arrojó un ladrillazo a su auto y las astillas del vidrio trasero alcanzaron a su beba.

"Me empezaron a insultar y a decir barbaridades", aseguró. Dijo que para disuadirlos llamó al 911 y les mostró el arma que llevaba en la guantera. "Me insultaron. A Ezequiel lo conozco, tenía antecedentes, había salido de Piñero con una condicional", dijo. Entre otras expresiones agraviantes sobre la familia de Sosa, cuyos parientes lo escuchaban llorando en primera fila. Algunos no resistieron el relato y se retiraron de la sala.

"Ezequiel —agregó— sale, saca un arma. Yo retrocedo, saco un arma y me tropiezo. No sé si fue un escalón o los nervios. Efectué un disparo. Le quise pegar en el muslo pero se me fue para arriba", indicó. "Jamás quise quitarle la vida porque no soy dios. Si tengo que pedir disculpas a mi ex suegro, lo hago. Le disparé porque tenía un arma y temí por mi vida", cerró.

Víctor también hizo un relato extenso. Dijo que le tiró a Sosa porque al escuchar el primer disparo quedó "aturdido. Sentí que corría peligro mi vida y que mi hermano había sido herido por Ezequiel. Entonces desenfundo mi arma y disparo abajo, no sé si le pegué".

Legítima defensa

A su turno el defensor José Luis Abichaín Zuaín planteó considerar el caso como homicidio en legítima defensa o en exceso. Dijo que sus clientes eran "policías intachables" y que "actuaron porque el Estado no les brindó seguridad".

El fiscal contestó que Franco tiene denuncias por violencia de género y que "fueron armados a casas de personas desarmadas". Ya que "ni uno de los 13 testigos" vio un arma en poder de la víctima.

Además Spelta hizo notar que si la víctima hubiera tenido un arma no tenía sentido que reclamara cuchillas por el barrio. Y añadió que Franco anticipó lo que haría en su llamado al 911. "Vengan rápido porque me voy a mandar una cagada", dijo, tal cual registrado en la grabación.

Para el juez ese llamado revela "un alto grado de irritabilidad" del acusado. "Entiendo que pudo haber rivalidades anteriores, pero este no era el modo de resolverlas", concluyó.