Los pibes entraron a una vivienda de Pérez por los techos y quisieron llevarse una bicicleta. Tenían una réplica de una pistola. La dueña de casa les habló como una madre y ahora propone que vivan con ella.

La escena con la que se despertó Evangelina Soto, una vecina de Pérez, parecía increíble. Dos nenitos, “de medio metro de altura”, estaban en su patio e intentaban robarse una bicicleta. Los chicos, sin remeras, en patas, no pudieron subir el tapial. Ella los retó, les preguntó qué hacían allí. Uno de los pibes la mostró un arma: era de juguete. La mujer habló con ellos, después llegó la policía y finalmente los menores, de 8 y 9 años, fueron puestos a disposición de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.

Evangelina, que tiene 48 años y diez hijos, relató que los chicos que le quisieron robar fueron prácticamente abandonados por su madre. Que tienen una hermanita de tres años. Y que ella está dispuesta a que vivan con ella. “Hay posibilidad de darles una vida mejor. De mil amores agarraría a los chicos porque se pueden rescatar: todavía no se drogan. Lo hacen por travesura o porque tienen hambre”, afirmó.

Intento de robo

Los pibes llegaron al patio de la casa de Evangelina por los techos. Eran las 6 de la mañana. El marido y el yerno de la mujer escucharon ruidos. Después vieron a los chicos en el patio. Evangelina le dijo a su marido que iba a salir ella, que él se quedara, para no asustar a los chiquitos.

La mujer vio cómo los nenitos trataban de llevarse la bicicleta. Pero no podían, por su baja estatura, pasarla por el tapial. Le mostraron lo que parecía un arma de fuego: era una réplica. Ella los retó, como una madre que habla con sus hijos que cometen una travesura.

Estaban muy enojados y querían la bicicleta”, contó Evangelina.

Los saqué del frío, estaban descalzos, sin remeras ni zapatillas. Los puse en un reparo. Les ofrecí mate cocido. Llamé a la policía”, continuó.

La vida de los menores

Evangelina se enteró luego, cuando ya la policía se llevó los chicos, que vivían a 25 cuadras de su casa, en una situación de extrema precariedad y pobreza. De “abandono total”, describió.

La mujer, que tiene diez hijos, es chaqueña y llegó de chica a Rosario, sabe lo que es vivir en un hogar del Estado, sin una familia. Acaso por eso, no quiere que los pibes pasen lo mismo y se ofreció a que vivan con ella.

No me gusta que los chicos anden en la calle. Tienen posibilidad de tener una vida mejor. Hoy salen con un arma de juguete, pero mañana lo puede hacer con una de verdad y terminal mal”, enfatizó.

Un hogar no soluciona nada”, remarcó.

Andrea Travaini, subsecretaria de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia, dijo que Evangelina puede convertirse en “adulto referente” de los chicos, pero que se buscará que los pibes encuentren contención en el marco de su “familia ampliada”.

Los chicos volvieron con su mamá, y este miércoles deben ir a la repartición provincial, donde se entrevistará tanto a la mujer como a sus hijos. A partir de allí, se definirán los paso a seguir.