Luciano Saucedo tenía 18 años y fue ejecutado por al menos un tirador que lo encontró mientras charlaba con un amigo la medianoche del lunes.

Los vecinos de Chaparro al 1500, en el barrio Santa Lucía Viejo, contaron que el homicidio de Luciano Hernán Saucedo fue una cacería con tinte mafioso. Ocurrió cinco minutos antes de la medianoche del lunes.

El hecho

El muchacho, de 18 años, estaba junto a un amigo de 14 a pocos metros del cruce con calle Chubut. Entonces un auto pasó por delante de los amigos y al verlos dio la vuelta manzana estacionándose por calle Carbia.

Al menos un hombre armado, que vestía una campera naranja, caminó unos 50 metros desde ese sitio hasta aproximarse a la víctima y desde la esquina descargó una lluvia de balazos. Disparó al menos 14 veces con una pistola calibre 9 milímetros y uno de esos proyectiles impactó en el cuello de Saucedo, quien quedó agonizante.

En tanto, el pibe de 14 años que estaba con él corrió para proteger su vida y logró ingresar a una de las casas de la cuadra. Saucedo, uno de tres hermanos afincados en la zona, fue trasladado por un vecino al Policlínico San Martín, pero nada pudieron hacer los médicos para salvarle la vida.

"Ya se iban a dormir. Estaban sentados al lado de un Renault 12, pavoneándose con el celular y sacándose fotos. Sólo ellos dos estaban cuando los atacaron. Un auto pasó, dio la vuelta manzana y se estacionó en la esquina de Carbia y Chubut. De ahí bajaron dos que llegaron caminando por Chubut y desde la esquina de Chaparro comenzaron a disparar. Una vecina que vio todo dice que eran dos que estaban armados. Pero se escucharon detonaciones de un solo arma. No hubo ráfaga, fue tiro a tiro, como de una pistola. Dicen que a «Lucho» (como conocían a Saucedo), un balazo le pego en el cuello. Que su cuerpo rebotó contra la pared y cayó en la vereda", explicó un vecino de la cuadra.

Inseguro como todos

Chaparro al 1500, entre Chubut y Montevideo, es en la zona oeste de la ciudad. Es un territorio que los vecinos reconocieron como barrio Santa Lucia Viejo. De hecho, la vecinal Santa Lucia queda a la vuelta de la escena del crimen, en la esquina de Montevideo y Carbia. Los vecinos de Chaparro al 1500 reconocen a su barrio como tranquilo, con los vaivenes de inseguridad como los que sufren otras zonas de Rosario. Y que ellos han visto reflejados en las instalaciones del club de fútbol infantil María Reina, que fue asaltado ocho veces en dos años.

Según se pudo reconstruir, Saucedo y su amigo adolescente estaban sentados a metros de un Renault 12. "En ese lugar se suelen juntar los pibes del barrio. Se juntan a tomar algo y a charlar. Anoche estaban ellos solos porque estaba fresco, pero suele haber cinco o seis pibes ahí. Y en la cuadra, haciendo calor, a esa hora suele haber muchos vecinos tomando aire en la vereda y muchas criaturas jugando", explicó una vecina.

Lo cierto es que los dos chicos estaban a unos 200 metros de la calle colectora de la autopista a Córdoba. Y a unos 300 metros del Fonavi de Forest y Donado, donde funciona la subcomisaría 22ª. Los vecinos describieron a los amigos como dos pibes que "no se metían con nadie". Pero también indicaron que "los dos tuvieron hace poco más de tres meses un incidente con los transeros de drogas de la colectora y calle Venezuela".

Un robo en el baile

Todo empezó, según los residentes, "por una gorra que se robaron en un baile". Y a partir de ese momento, donde los transeros cruzaban a los amigos, les hacían sentir el rigor. "Poco después del incidente por la gorra, los cruzaron en la esquina de Colombres y Montevideo. Ahí los agarraron a tiros. Eran cuatro o cinco pibes de esta zona y estaban los dos que balearon anoche", explicó otro vecino. "A uno de los pibes un balazo le rozó una pierna", agregó.

Chaparro al 1500 está plagada por lomas de burro realizadas por los vecinos para evitar que los autos y las motos pasen a gran velocidad. Tal vez eso hizo que los que iban en el vehículo involucrado en el crimen dieran la vuelta manzana lentamente.

Declaraciones de los vecinos

Los vecinos coincidieron que el auto de los agresores se estacionó a pocos metros del vehículo de un policía de civil. El mismo estaba de consigna custodiando 15 viviendas sociales de un plan municipal aún sin habitantes y para que no sean usurpadas.

Según con quien se hable en esa zona de Santa Lucía Viejo, los agresores eran uno o dos. Algunos vecinos dijeron que eran "dos tipos armados con pistolas". Al menos una mujer indicó que era al menos un agresor "vestido con campera color naranja".

Los dos relatos coinciden en que él o los tiradores no hicieron nada por ocultar sus rostros. Al llegar a la esquina de Chaparro y Chubut tomaron por sorpresa a los amigos y comenzaron a dispararles. En la esquina, sobre la vereda, quedaron al menos once vainas y proyectiles deformados. "Acá no hubo ningún enfrentamiento, fue una cacería. Los pibes (Saucedo y su amigo) no estaban armados", dijo ofuscada una de las vecinas entrevistadas.

"Mirá cómo me dejaron el malvón", se exaltó una mujer al ver que uno de los balazos había impactado en su cuidada planta ubicada sobre la vereda.

El policía no escuchó

"Todos los disparos fueron en una misma secuencia. Los plomos chiflaban entre las chapas del techo", indicó otra vecina que reside a unos 70 metros del lugar del ataque. Cuando la mayoría de los habitantes de la cuadra salieron tras escuchar las detonaciones, se toparon con el cuerpo de Saucedo que yacía agonizante sobre la vereda. Él o los tiradores volvieron sobre sus pasos a la carrera, subieron al auto y desaparecieron.

"Cuando le preguntamos al cana que estaba en el auto cuidando las casas (de la Municipalidad) dijo que estaba dormido y que no vio ni escuchó nada. Sabés como retumbaron los balazos. Y los que tiraron tenían el auto estacionado a metros del vehículo del policía. Todo eso es muy raro", agregó otro vecino.

Saucedo fue trasladado al Policlínico San Martín, pero nada pudieron hacer. Su amigo de 14 años corrió, se metió en el patio de una casa de la cuadra y pudo sobrevivir.

La investigación del caso quedó en manos del fiscal Spelta, quien comisionó a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajaran sobre el territorio tomando declaraciones de potenciales testigos y relevaran la existencia de cámaras de videovigilancia públicas y privadas.