A medida que pasan los años, vemos distintos cambios en nuestros cuerpos. Uno de ellos es que, en general, engordamos. ¿Esto es verdad?

Antes de responder esta pregunta es necesario aclarar algunos conceptos. Frecuentemente asociamos engordar a aumentar de peso, pero en realidad, no son sinónimos. Nuestro cuerpo consta de cuatro partes: líquidos, huesos, masa muscular y masa grasa.

Engordar es aumentar la masa grasa, pero en ese caso no siempre hay aumento de peso. Después de los 30 años, vamos perdiendo progresivamente masa muscular y, a los 60, esta puede haber disminuido en hasta una tercera parte.

Entonces, si ganamos grasa a la vez que perdimos la misma cantidad de músculo, nuestro peso no habrá cambiado, sin embargo, habremos engordado. A la inversa, una persona que practica durante años, por ejemplo, deportes de musculación, puede pesar más pero, al no tener más grasa, no ha engordado.

La distribución de la grasa corporal es distinta en ambos géneros: las mujeres acumulan más en busto, cadera y muslos y los hombres en el abdomen, y esto está regulado por las hormonas sexuales, estrógenos y andrógenos, respectivamente. Después de la menopausia, la caída natural de los estrógenos determina que ellas comiencen a acumular más grasa con distribución masculina, en la cintura.

Ahora sí, podemos responder la pregunta inicial: a medida que pasan los años engordamos (aumenta nuestra grasa) pero, como paralelamente perdemos músculo, puede no notarse en la balanza.

La segunda pregunta que nos hacemos es ¿podemos hacer algo por ralentizar estos procesos? La respuesta es sí. Con cambios terapéuticos del estilo de vida, como denominamos los médicos a la combinación de una mejor calidad y cantidad de alimentos, mayor actividad física y, finalmente y tan importante pero menos conocido, la higiene del sueño.

Revisemos resumidamente estos tres componentes:
  • Alimentación saludable: se refiere a consumir todos los grupos de alimentos (verduras, frutas, cereales, carnes, lácteos, huevos, aceite) en una justa cantidad, no superando un plato y no saltear ninguna de las cuatro comidas. Así se logra mantener un peso adecuado.
  • Mayor actividad física: no significa ser “deportistas de élite”. Basta con caminar 10.000 pasos todos los días, para dejar de ser sedentarios. Eso se puede controlar fácilmente con varias aplicaciones gratuitas que tenemos disponibles en nuestros teléfonos móviles. Al caminar más, la masa muscular mejora, minimizando la pérdida por los años.
  • Higiene del sueño: dormir menos de 7 a 8 horas diarias altera nuestro reloj biológico y, como muestran muchos trabajos científicos, nos hace aumentar de peso.

Resumiendo: el paso de los años es inevitable, pero la calidad de éstos es modificable por los buenos hábitos, Y esto no quiere decir que no nos demos algunos gustitos.