Si a un santafesino lo muerde un perro en la calle y necesita hacer el tratamiento contra la rabia se va a llevar una sorpresa. Hay menos dosis de la vacuna antirrábica porque los dos laboratorios franceses que las producen bajaron el ritmo de producción durante el 2018. Es un problema nacional y sobre todo importante en las provincias del norte.
Javier Colombo, jefe del Programa de Zoonosis del Ministerio de Salud de Santa Fe, explicó: “Cuando una persona es mordida por un perro, lo primero que recomienda el protocolo es localizar al animal. Si se lo ubica, se controla durante diez días que no tenga síntomas de rabia y si no aparecen no es necesario que la persona realice el tratamiento antirrábico”, precisó. Obviamente, si se le coloca la vacuna antitetánica y se le administran antibióticos por el riesgo de que ingrese alguna bacteria.
Si no es posible ubicar al perro, los médicos recomiendan realizar el tratamiento antirrábico para evitar riesgos. En la ciudad, el último caso de rabia confirmado en una persona se detectó en 1979 y en la provincia hubo un caso más en Rosario en 1983.
Tratamiento
El tratamiento consiste en cuatro dosis de la vacuna antirrábica. Las dos primeras durante el primer día de tratamiento, la tercera a la semana y la cuarta a los 21 días.
Colombo reconoció que el gobierno nacional tuvo que salir a comprar partidas que tenían otros países. “La semana que viene nos van a llegar unas 500 vacunas de Nación a la provincia. Es importante aclarar que no están faltando dosis para los animales, al contrario se están vacunando más perros y gatos”, aseguró.
En la Argentina se producía una vacuna contra la rabia para humanos, pero como tenía algunas complicaciones se prefirió importar la que se elabora en Francia. En la actualidad hay un laboratorio nacional (Cassará) que está realizando la investigación para producir una vacuna de segunda generación en el país.
Pocos casos
“Hubo un caso de rabia aislado en un gato en María Susana el año pasado, pero son muy poco frecuentes”, aseguró Colombo.
En realidad, en los primeros años de la década de 1980 prácticamente se eliminó el virus de la rabia que circulaba entre los perros y gatos en la región central del país. “El que sigue siendo habitual es el virus de la rabia que se encuentra en los murciélagos y que puede transmitirse a las mascotas. Este no se contagia con la misma facilidad que el virus específico que antes circulaba entre estos animales”, aseguró el experto en zoonosis.
Uno de los últimos operativos de bloqueo importantes contra la enfermedad se realizó en mayo de 2015 en Esperanza. La detección de un murciélago con diagnóstico de laboratorio positivo de rabia silvestre aérea generó un operativo de vacunación de unos 400 perros y gatos que estaban a 200 metros del lugar en el que se encontró el murciélago.
En el centro y en el sur de la provincia, los murciélagos que predominan son los que comen insectos (de Vera hacia el norte hay especies de hematófagos, los famosos vampiros que se alimentan de sangre). Son de hábitos nocturnos y es raro verlos de día. Por eso, cuando una persona los ve en el suelo es muy probable que estén enfermos (con riesgo de que se trate de rabia). En este caso, es importante no tener contacto y consultar a un veterinario.
Se recomienda, además, notificar al Programa de Zoonosis de la provincia para que los especialistas puedan determinar si se trata de rabia y monitorear la presencia de la enfermedad en la región. Los perros y los gatos deben vacunarse contra la rabia a partir de los tres meses y revacunarlos cada año.