El presidente Mauricio Macri realizó un ejercicio de mando al imponer su necesidad electoral a sus alfiles, la gobernadora María Eugenia Vidal y el jefe porteño Horacio Rodríguez Larreta.

 

El primer paso está dado. Mostró autoridad para con su gente. De lo contrario hubiese sido una debilidad política manifiesta. Sucede que la gran incógnita es saber cómo se traduce este gesto en el acopio de votos para octubre. En definitiva es por ello que se hace. Es cierto que por densidad poblacional ganar Buenos Aires resultaría una bocanada de aire puro para los pulmones políticos intoxicados de un gobierno que comete muchos errores.
Macri apuesta a sus brotes verdes políticos, los cuales en su momento le posibilitaron ganar la nación. ¿De qué manera podrá especialmente María Eugenia Vidal, de no haber un cambio político que se refleje en el bolsillo de los argentinos; conservar su imagen positiva, su caudal de votos y transferírselo al Presidente?

Se escuchó decir de parte de la arquitectura electoral del PRO “hay que darle previsibilidad a los bonaerenses, decirles cuándo van a votar”. La previsibilidad que necesitan no sólo los bonaerenses sino los argentinos todos, es saber cuándo Argentina crecerá, de qué manera lo hará así, los ciudadanos que tienen trabajo puedan mantenerlo y quienes no lo tienen, encontrarlo. A propósito de trabajo, en los últimos doce meses se perdieron según guarismos oficiales, 172.000 empleos registrados. En Rosario la CESyAC , que mide consumo clase media, ha dado conocer que una familia tipo necesita $ 41.967 mensuales para vivir, de los cuales gasta el 72%, aproximadamente $ 30.000, en servicios: alquiler, salud, educación, transporte. Con los $ 12.000 restantes, un 28% del total; debe alimentarse y asearse. En enero donde los precios suelen no tener gran movilidad, el Lic. Marcos Aviano manifestó que las carnes subieron un 12.5%; los elementos de limpieza un 9%, y los 20 productos básicos de primera necesidad como por ejemplo yerba, azúcar, leche un 4%; generando una inflación del 2,3% en enero. Estos guarismos no deben distar demasiado a los del resto del país.

Argentina debe dejar de ser un paraíso financiero –para los que tienen con qué aprovecharlo-; para ir hacia el círculo virtuoso del desarrollismo: producción y trabajo, al que el Presidente decía adherir.

El gobierno de Cambiemos parece que concentrará su agenda sobre la corrupción del gobierno pasado y en políticas para contrarrestar la inseguridad.

Las distintas mediciones sobre las prioridades que manifiestan tener los argentinos, ponen al bolsillo como principal preocupación. Y dentro de éste a la inflación que no cesa, a las tarifas que aumentan, a la dificultad para mantener el empleo, a la pérdida del mismo, a la imposibilidad de conseguirlo. Es decir, hay una principal preocupación que también se manifiesta por la inseguridad cotidiana, pero que tiene como sujeto al achicamiento del poder adquisitivo.

Dos datos no menores para los estrategas políticos, en este caso de Cambiemos; ni María Eugenia Vidal ni los intendentes bonaerenses tienen ballotage. El otro dato, no menor, es que los gobernadores Gerardo Morales de Jujuy y el mendocino y presidente de la UCR Alfredo Cornejo, no acompañarán al Presidente en su pedido de unificar las elecciones.
Si el Presidente Macri no cambia su política económica, es decir continúa con la misma receta que imposibilita la creación de puestos de trabajo; le resultará muy difícil, casi imposible salir del núcleo duro del 30% de votantes, es más según Berensztein y Asociados, sólo 1 de cada 2 votantes de Mauricio Macri aprueban su gestión de gobierno.
Concluyo en que no hay eslogan por más ingenioso que éste fuera, que pueda doblegar al efecto bolsillo al momento de votar. Los votos de octubre están expuestos principalmente al humor económico del electorado. El fracaso de la política económica podría generar para el gobierno, un tsunami electoral contrario al del 2015 en distritos claves como Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Macri unificó allí las fechas sellando la suerte de Vidal y Rodríguez Larreta a la suya.