La espalda es una zona del cuerpo a la que no le damos demasiada importancia. En invierno nos olvidamos completamente de ella al estar protegida con capas y capas de ropa; en verano la dejamos al aire y aún así no le prestamos toda la atención que necesita.

Ahora que empezaron a subir realmente las temperaturas es bueno tener presente que hay que cuidar esta zona antes, durante y después de los meses de calor.

Antes de empezar a lucir la espalda, lo mejor es remover todas las impurezas de la piel con un peeling abrasivo suave. Eliminar las pieles muertas e hidratar la zona va a hacer que se produzca un bronceado más uniforme y duradero.

Ya en pleno verano lo primero y principal es usar protector solar. Como es una zona de difícil acceso, si no podés pedirle a alguien que te aplique el producto usá uno en formato de spray así no dependés de nadie y te podés cuidar. Al tratarse de una piel más grasa es bueno además que sea fluido y de difusión fácil.

En el caso de que vayas de forma regular a la pileta, acordate de bañarte al salir del agua para sacar de la superficie de la piel los productos de conservación, como el cloro. Éstos pueden secar ciertas áreas de la espalda lo que provocará que tu piel tome color de forma desigual, lo que estéticamente puede resultar algo molesto. Tras limpiarte, usá algún hidratante para nutrir la dermis.

Una vez finalice la época estival no te olvides de volver a exfoliar de forma suave la espalda y luego realizar una hidratación profunda. De ese modo, la dejás lista para el otoño y el posterior invierno.