Las personas que tienen colesterol alto toman medicación para bajar el LDL (lipoproteínas de baja densidad) o “mal colesterol”; y así reducir el riesgo de un ataque cardíaco. Sin embargo, esta no es la única causa de los trastornos cardiovasculares. También un alto nivel de triglicéridos (partículas de grasa en el torrente sanguíneo) aumenta el desarrollo de estas enfermedades.

La investigación

Investigando sobre este tema, científicos del National Institute of Health de los Estados Unidos, el organismo encargado de liderar en temas de salud del país del norte, en colaboración con profesionales de la Universidad de Maryland, encontraron que el 5% de los mayores de la comunidad Amish de Lancaster, Pensilvania, tenían una tasa muy baja de problemas cardiovasculares; a pesar de no seguir una dieta saludable. Lo que la inquietud científica pudo revelar es que algunos amish tienen bajos niveles de triglicéridos porque poseen una mutación genética natural en la lipoproteína ApoC3.

“Antes de nuestro estudio, no sabíamos que estaba sucediendo con otras lipoproteínas en la gente con un naturalmente baja ApoC3, y nuestros hallazgos sostienen la idea de que reducir la ApocC3 con drogas puede ser una medida cardio protectora”, dijo Gissette Reyes-Soffer, profesora de Medicina del Colegio Vagelos de Médicos y Cirujanos de la Columbia University y autora del artículo científico.

Este estudio es el primero en examinar la fisiología de las lipoproteínas en los seres humanos; y sugiere que la ApoC3 trabaja en forma diferente en las personas que en los ratones de laboratorio. De ahí la importancia del descubrimiento. Sin embargo, y a pesar que algunos laboratorios ya están generando medicamentos cuyo objetivo es bajar los triglicéridos focalizando en la ApoC3, aún no se sabe si las drogas que reducen esta lipoproteína, también mantienen bajo control al LDL y otras lipoproteínas y, especialmente, en definitiva reducen los trastornos cardiovasculares.

“Lo que pasa con la gente que nace con esta mutación puede no suceder cuando bajamos la ApoC3 con drogas. No lo sabremos hasta que tratemos una gran población y veamos si reducen los eventos cardiovasculares”, concluye Reyes-Soffer.