Marcelo Galaz, exsecretario privado de Dionisio Scarpin, confesó ante un tribunal de Reconquista haber abusado sexualmente de su sobrina cuando era menor, durante seis años. Ante ello, fue condenado a una pena de siete años de prisión en un juicio abreviado.
El ex funcionario de la localidad de Avellaneda deberá pagar una indemnización de 6 millones de pesos a la víctima, de los cuales ya abonó la mitad y le queda el saldo que deberá hacer efectivo el 29 de mayo.
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Galaz fue condenado por los hechos de “abuso sexual gravemente ultrajante, reiterado en número indeterminado de veces, con acceso carnal reiterado”. Su víctima era su sobrina menor de edad, de la que abuso durante más de 6 años.
La condena fue acordada por el abogado defensor, Ricardo Degoumois, y por quien asesora a la víctima, el abogado Gabriel Baucero, con participación del fiscal Juan Marichal y presentada ante el juez penal Santiago Banegas, en los tribunales de Reconquista.
La investigación del hecho fue realizada por el fiscal Aldo Gerosa, de la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual, quien al presentar la acusación hacia Galaz había adelantado un pedido de pena de 32 años de prisión.
Según la declaración de la propia víctima, los abusos comenzaron cuando ella tenía 4 años y se extendieron aproximadamente por seis años, pero recién cuando alcanzó la mayoría de edad pudo contarlos y recurrir a la Justicia.
Pedido de disculpas
Galaz pidió perdón y dijo en la audiencia: "La verdad que estos casi dos años han sido muy duros; agradezco al Pai Arturo por su apoyo. Me hizo recapacitar un montón, analizar las circunstancias. Me hizo ver la necesidad de pedir disculpas, así que extiendo las disculpas Magali, y espero que las aceptes".
La palabra de la víctima
"¿Cómo llamarte? Marcelo, tío, abusador, tantas personalidades de una misma persona, mi diablo personal más de dos décadas. Ruego a Dios que esta sea la última vez que te vea. Literalmente, podría estar horas y horas leyendo sentada todo el daño que me hiciste. Mucho más que se pueda llegar a imaginarse. O preguntarte por qué. ¿Qué te hice para que me odiaras tanto? ¿Cómo pudiste lastimarme de esta manera? Pero la realidad es que esto no nos llevaría a nada, porque no hay una respuesta que valga frente a un hecho tan atroz como un abuso", dijo en primer lugar.
Luego, la víctima continuó: "Lo que es difícil de decirte es que ya no te odio y no me arruinaste la vida. Sí, teñiste de tristeza gran parte de mi niñez, mi adolescencia y el inicio de mi vida adulta, pero hasta aquí. Basta. Hasta acá te dejo llegar. El resto de mi vida es mía, solo mía. Y el aspecto del odio, durante años, tuvo un deseo recurrente, en buscarte de sorpresa, golpearte y dejarte tirado en el piso sangrando, sufriendo. Porque eso fue exactamente lo que vos hiciste conmigo. Como un buen cobarde, me tomaste desprevenida cuando era una niña sin herramientas ni recursos para defenderme. Me destrozaste y me dejaste tirada de un charco de sangre, pero entonces algo pasó. No sé cómo ni en qué momento. Hoy está en la terapia, el paso del tiempo o Dios. Pero ya no te odio. No quiero lastimarte. Porque estoy consciente de que el hecho de que vos sufras no va a mitigar mi dolor. Comencé a sanar el día que solté el odio para concentrarme en mí. Y por eso voy a perdonarte. Hoy no. Hoy todavía no puedo. Pero voy a trabajar para estarlo porque me lo merezco. Merezco una vida en libertad y armonía. Porque el abuso no me define a mí. El abuso te define, te definió y siempre te va a definir a vos, Marcelo", concluyó.