El presidente Alberto Fernández asumirá el próximo martes la presidencia pro-témpore del Mercosur con el desafío de reimpulsar el desarrollo de las cadenas de suministros internas, mientras dentro del bloque regional se espera por la asunción de Luis Inácio Lula da Silva, un hecho que cambiará los equilibrios y la mirada respecto del comercio con otros actores nacionales o plurinacionales.
El mandatario argentino llegará el martes a la capital uruguaya para reivindicar que el Mercosur no es un ámbito menor para la Argentina, sino su principal instrumento de inserción económica internacional y constituye una verdadera política de Estado.
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La cumbre de Montevideo, que comenzará el lunes con el encuentro de cancilleres, es, en los hechos, la última de la era del ultraderechista Jair Bolsonaro -quien probablemente no asista al encuentro- y la antesala de un nuevo Mercosur: el de un Brasil que acompañará el relanzamiento interno del bloque que pretende la Argentina y que, en la misma línea que propone la Casa Rosada, buscará relaciones comerciales "inteligentes" con terceros.
En ese contexto, el Gobierno uruguayo anunció esta semana su intención de sumarse al Acuerdo Transpacífico (que integran países como Perú, Nueva Zelanda y Australia); un gesto que valió una queja formal de sus tres socios comerciales, Argentina, Brasil y Paraguay, quienes lo calificaron de "unilateral" y contradictorio con los estatutos que rigen las relaciones dentro del bloque regional.
Por otra parte, la llegada de Lula al Palacio do Planalto vendrá a revitalizar un espacio que Bolsonaro había menospreciado y a darle una nueva impronta, en la que se pueden esperar negociaciones con países como China, pero siempre dentro del Mercosur y por fuera de la figura del TLC, informó Télam.