Cintia Díaz, la joven de 33 años que perdió a su hijo y esposo cuando chocaron su auto en avenida del Rosario y Ayacucho, ayer fue dada de alta del sanatorio a donde fue derivada e internada con una serie de lesiones graves causadas por el impacto. En sillas de rueda y llorando, la mujer volvió a lamentar la tragedia y convocó a la población a una movilización para pedir Justicia.
Cintia invitó a sumarse el miércoles próximo a las 19.30 en el lugar del hecho, a una manifestación. “Vamos a estar ahí reunidos, el que quiera ir será bienvenido. Que se haga Justicia, no voy a parar hasta que estén presos. Yo quedé acá para hacer Justicia por ellos, no van a poder estar tranquilos esos hijos de puta ni ellos ni sus familias cómplices”, manifestó a la prensa.
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Luego, habló de su hijito: “Era mi vida, lo busqué y planee su nacimiento. Era un niño feliz, me lo sacaron”, sostuvo. Sobre su estado de salud, precisó: “Desde el dedo del pie a la oreja estoy golpeada, tengo suturas en la espalda y una plaqueta con 8 clavos en un brazo. Se me cayeron dientes y tengo la lengua partida”.
El hecho
Días atrás, Cintia contó cómo fue el episodio: “Veníamos por Ayacucho. A esa hora no hay muchos autos y el semáforo está en intermitente. Íbamos a 40 porque yo soy muy cuidadosa con la velocidad”. Al llegar al cruce de esa calle con la avenida del Rosario “una luz se nos vino encima”.
Primero, se avecinó un Citroën C4 blanco que logró esquivarlos. Enseguida, el marido de Cintia, David Pizorno, le empujó la cabeza hacia abajo para protegerla. Luego, vino el choque: un Renault Sandero negro impactó de lleno sobre la puerta del conductor. El auto de la familia dio un trompo contra un semáforo para terminar contra un árbol. Lo que seguiría era puro dolor para la mujer: su pareja y Valentino, de ocho años, murieron en el acto.